Un nuevo año significa 365 nuevas oportunidades (algunos 366) y muchas veces no las aprovechamos porque no las dejamos hueco para que entren en nuestras vidas. Estamos tan anclados en el pasado, en los recuerdos, en lo que nos hizo daño, en los miedos, en las preocupaciones… que no abrimos la puerta a lo nuevo.
Rosa Maestro @masola_org
Es difícil, ya lo sé, dejar atrás lo que tanto nos gustó, entender que ya no forma parte de nuestra vida,tanto como dejar de pensar en espiral en todo aquello que nos hizo daño.
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Pues bien, antes de empezar por tu vida, practica con tu casa. Las tenemos repletas de cosas que ya no necesitamos, de ropa que ya no nos ponemos, de libros que ni hemos leído ni leeremos, de vajillas, ropa de cama, toallas (usamos siempre los dos mismos juegos), mantelerías, antiguos apuntes, zapatos, …. estoy convencida que casi todos nosotros podríamos vivir perfectamente con la mitad de la cosas que tenemos.Inclusive con mucho menos.
Muchas forman parte de los recuerdos (pues dejémoslas allí) y otras ni siquiera nos hacen ya felices. Un consejo: ahora que hace frío coge manga por hombro ese fin de semana recogiditos en casa y comienza: por llevar los libros y donarlos a una bibliotgeca o venderlos en internet; por llevar la ropa a una de esas tiendas que te dan un cheque descuento (cada vez hay más) y que se encarguen de su reciclaje, por tirar todas esas facturas, papeles, apuntes antiguos al contenedor del papel; por quedarte con la única vajilla que utilizas y hacer sitio, por tirar todos esos cargadores y móviles antiguos que ya no sabes ni de cuándo son, por quedarnos solo con las fotografías que nos gustan (no tenemos tiempo para volver a ver todas), etc. etc.
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Todo lo que no sirve, estorba. Y todo lo que no aporta, resta. No necesitamos tantos trasteros, ni tantos armarios. Lo que necesitamos son menos cosas y hay muchas personas que posiblemente puedan utilizar lo que nosotros ya no utilizamos.
La verdad es que hacerlo no solo te deja espacio para nuevas cosas, para poder moverte mejor por la casa, tener sitio en los armarios, encontrar las cosas, utilizar todo, sino que se produce un sentimiento liberador que hasta llego a disfrutar enormemente cuando veo al día siguiente que todo está en los contenedores adecuados.
Y no os quiero contar desde que he encontrado un “punto limpio” cerca de mi casa y he dejado de almacenar ordenadores antiguos, radiocasetes, grabadoras o cables, entre otros.
Y nada mejor que una vez hecho el cursillo práctico hagamos lo mismo con nuestra vida. Aquellas personas que no nos hicieron felices durante los dos años pasados (lo mismo que la ropa que no hemos utilizado en dos años) fuera, los compañeros de trabajo que nos incordian (buenos días y hasta mañana), el futuro profesional (lo que estoy haciendo hoy es lo importante), si la pareja nos hace sufrir más que reír (a rey muerto, rey pesto), si no deseo volver de vacaciones al pueblo de mis padres (este año Asturias, París, Londres, Cádiz, Portugal…..uff qué de opciones).
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En dos palabras: haz limpia, el sentimiento liberador es mágico (como si de repente volvieses a ser una niña y los Reyes Magos te trajesen de nuevo tus deseos). Vuelves a tener espacio en tu casa y en tu vida, lo que significa que dejas espacio a esas 365 nuevas oportunidades.