Dejemos de comparar hijos adoptados con hijos nacidos por donación de gametos

El Comité de Bioética, aunque en un principio no los iguala, en ciertos aspectos sí lo hace.

Soy madre por donación de gametos (esperma) y por adopción internacional.

Y digo: pues miren no.

Y lo dice una madre que vive a diario las dos maternidades,

Lo único que comparten es el derecho a conocer sus orígenes...

Pero…

Un hijo nacido por donación de gametos/embriones nace desde el deseo más intenso, desde la alegría de su llegada, desde el amor más absoluto; es un hijo donde el apego desborda en cada minuto de su vida,  es un menor querido, amado…su desarrollo emocional no tiene nada que ver con un hijo adoptado.

Al hijo nacido por donación de gametos se le cuenta su historia, su origen deseado, y que pide oírla una y otra vez porque se siente querido, amado. Afianza su seguridad, y su autoestima a través de ese largo desee de su existencia.

Un hijo adoptado es desvinculado de la madre desde el minuto cero de su vida para dejar de tener el apego materno-filial hasta la llegada de la madre o la familia adoptiva.

Durante un tiempo de su vida va a estar en centros de acogida esperando a que una familia llegue y lo ame, durante este tiempo su desarrollo emocional y madurativo se va a a ver afectado, sufriendo enfermedades psicológicas, de psicomotricidad…., aunque no siempre ni en todos ni en la misma medida.

Muchos de ellos sufren en mayor o menor grado lo que se ha denominado el “trastorno del apego” o “la adversidad temprana”, desarrollando en su adolescencia problemas de socialización, problemas de personalidad, déficit de atención, TDH…. y en los peores casos hasta el Trastorno Límite de la personalidad, ni que contar cuando estos menores sufren el síndrome de la madre alcohólica.

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Pero ademas, la mayoría de las adopciones en España son internacionales y todos estos menores tienen que sufrir el conflicto de raza, el racismo, la exclusión por su color, su aspecto físico o las religiones de procedencia.

Y para más afectación tienen que lidiar con el abandono, sentir esa necesidad diaria de ser queridos, el miedo a ser de nuevo abandonados, el comprender el por qué pudo ocurrir, el perdonar a sus padres biológicos y el conflicto de lealtades con sus padres adoptivos.

¿De verdad son comparables? No. Porque aún en el supuesto de que un hijo nacido por donación de gametos sufriese algún tipo de trauma, no serían ni los mismos traumas ni el mismo origen. Para empezar estos tienen relación, como bien dice el Comité con la ocultación de la figura del donante, en cómo se le cuenta o en la edad en la que se le cuenta. Para seguir a los hijos adoptados hoy en día no se les ocultan sus orígenes, en la mayoría de ellos.

Es más el hecho de estar constantemente comparándolos no hace más que ocultar los problemas de los menores adoptados, que la adversidad temprana no sea considerada una enfermedad y que hoy en día no tenga la atención debida con apenas cinco o diez psicólogos especializados en ella, sin grandes estudios y dejando a padres e hijos navegando en una gran deriva.

Desde YA dejen de comparar por el bien de nuestros hijos adoptados. Y por el bien de nuestros hijos nacidos por donación de gametos.

Solo comparten el derecho a conocer sus orígenes.

Aprendamos de los errores cometidos en la adopción.

Aprendamos de lo mucho que llevó que la adopción dejase de vivirse como un tabú, que incluso hubiese familias que ocultaron que sus hijos eran adoptados. Incluso a sus propios hijos.

Dejemos de sentir que el resto de maternidades y paternidades son un Plan B, porque no se pudo llegar gracias al Plan A que marca lo que han denominado “natural”, pero aceptémoslas en su diversidad y dejemos de comparar.

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