Ayer nos pasamos el día hablando de la mujer, del día de la mujer, de todo lo que ha conseguido la mujer, de todo lo que le falta por conseguir a la mujer. Y sí, es cierto que hemos logrado mucho, que durante el siglo pasado fueron muchas nuestras conquistas y… que cada vez somos más iguales a los hombres, que no es lo mismo que tener sus mismos derechos.
Por Rosa Maestro @rmaestrom @Masola_Org
Hemos luchado por nuestra independencia y, sin embargo, todavía seguimos creciendo con la idea de encontrar el amor de nuestra vida, todavía seguimos creciendo con esa necesidad imperiosa de sentirnos queridas, esa necesidad de ser amadas para estar completas.
Y cuando no lo conseguimos a la primera de cambio nos encontramos desnudas, sin saber qué camino emprender, cómo si nos faltase algo para estar completas y ese algo casi siempre, por no decir siempre, lleva nombre de hombre.
Cierto que algunas se adentraron al mundo masculino de sentimientos libres, y que consiguieron sentir al igual que ellos, sin sentirse culpables por ello.
Pero a la mayoría, incluso de nuevas generaciones, nos cuesta aún dos o tres décadas entender que amar empieza por sí misma y que independencia es sinónimo de amar sin cuidar, sin proteger, sin minar o sin estar pendiente las 24 horas del día de lo que le gusta, quiere o decide el otro.
Se nos va la mitad de la vida esforzándonos porque los demás nos quieran.
Hemos luchado por encontrar un hueco en el mundo laboral, por ser grandes profesionales, por ocupar puestos directivos y de Estado, al igual que ellos.
Y en ello estamos, rellenado cuotas…al mismo tiempo que seguimos pariendo a nuestros hijos, haciendo las camas, la comida, poniendo lavadoras, acudiendo puntualmente a las citas con los médicos o sufriendo el vapor insoportable de los vestuarios de los polideportivos, los interminables partidos de fútbol o las competiciones de rítmica. ¿Y ellos?
En esto aún no les hemos superado, cierran las oficinas algo más tarde que nosotras, a eso de las ocho de la tarde porque dicen que prefieren un empleo único y no estar pluriempleados…
No le hemos superado las que hemos decidido optar a esa propina que nos da el Estado y que se llama “jornada reducida”, a costa de nuestro sueldo y nuestro futuro profesional.
Otras, deciden optar porque sea una afín a ella, digo del mismo sexo femenino, quien críe a sus hijos mientras compiten vestidas de Chanel por ver quién cierra después el despacho.
Sí, hemos avanzado mucho… ahora vamos por la vida en un coche, al igual que ellos, gritando al que nos adelanta porque llegamos cinco minutos tarde al trabajo después de dejar a los niños en la guardería o en el colegio, por supuesto sintiéndonos culpables…
Y hemos comenzado a cocinar comida rápida, a comprar pre-congelados, para poder asistir a todas las reuniones de nuestra agenda (incluidas las del AMPA, tutoriales o el psicólogo cuando nuestros hijos nos dicen “Ya no puedo más” y nosotras no sabemos qué les pasa), pero es cierto que cada vez nos parecemos más a ellos en esto…la única diferencia son el tipo de reuniones a las que asistimos… las de ellos suelen ser con los rusos que vienen a comprar aviones, con una empresa a la que vender un paquete promocional o con la amante.
También tenemos más enfermedades, algunas de ellas dicen que hace años solo eran de los hombres. Por supuesto, físicas y mentales.
Hemos avanzado mucho, porque mientras ellos utilizan el fin de semana para el pádel, los amigos o el fútbol, nosotras vamos a la peluquería, a la limpieza de cutis, a la manicura, pedicura… y entremedias hipermercado…. Por supuesto a comprar todo light y sin calorías…Ahora somos esclavas de nuestro cuerpo. Y nos aterroriza envejecer, como a ellos.
Y con todo y con ello no dejamos de estar menos discriminadas que ellos (cada uno en nuestro estilo), solo que hemos sumado más discriminaciones de las que ya antes teníamos a costa de algunos privilegios.
Los hombres hablan de capacidad, años y saber gestionar, quizá porque no quieren reconocer que si la mujer les dejase al cargo de sus hijos, ellas posiblemente gestionarían con más capacidad, flexibilidad, empatía, equipo….
Sí, hemos avanzado mucho, tanto que ellos pasan su vida atados a una empresa, algunas de nosotras también, otras atadas a tiempo parcial a la empresa y la familia.
Ellos envejecen llorando por no haber podido disfrutar de sus hijos como lo están haciendo de sus nietos y nosotras soñando con ese puesto directivo que nunca pudimos alcanzar por parir hijos.
Y en medio de esta vorágine de infelicidad, estrés y desencanto… nos atrevemos a ponerles nombres a los días…Y ayer 8 de marzo, decidimos que sea el Día de la Mujer…
Y el mundo se vuelve loco, y sale a la calle a celebrar orgullosos estos éxitos tan grandes que como sociedad hemos tenido y para luchar por aquellos que todavía nos quedan por conquistar, sin pararnos a pensar eso que tanto se dice de “ten cuidado con lo que deseas no se vaya a cumplir”.
Lástima que todavía estemos tan lejos de poner la primera piedra de la verdadera revolución de la mujer, la interna, porque será el día en que dejemos de querer parecernos a ellos para ser nosotras mismas.