A los 20 años me fui a vivir con mi novio “que ahora es mi marido “y la verdad es que nunca me cuide porque siempre pensé eso de “lo que tenga que venir que venga”. Sin embargo, desde los 18 años ya no tenía reglas normales, las solía tener cada tres o cuatro meses.
Saray De Castro
Estaba trabajando de camarera y de noche teníamos que recargar las cámaras de bebidas. Tenia ya faltas de regla pero yo no le di en aquel entonces gran importancia.
Cuando de repente empecé a sangrar muchísimo. Nos acercamos a urgencias en Albacete y cuál fue mi sorpresa que estaba abortando de 10 semanas.
Era mi primer aborto.
Me hicieron un legrado y me dijeron que no me preocupara que un aborto es muy normal en la vida reproductiva de una mujer.
Lloré mucho la pérdida pero lo que hice es incorporarme enseguida al trabajo. Hablando con la gente se me olvidaba todo. Si me hubiese quedado en casa me hubiese comido mucho la cabeza.
Leer también: "Cómo superar la beta negativa y los abortos espontáneos"
A los seis meses volví a quedarme embarazada pero ahora ya no me fiaba. Todo los meses me hacía pruebas de embarazo. Yo seguía trabajando y de repente lo mismo, la misma historia, comencé a sangrar mucho.
Ya tenía pánico por no pasar por lo mismo. Estaba ya de seis semanas. Llegamos a urgencias y me dijo que no se podía hacer nada. Se me echo el mundo encima. Solo me dieron unas pastillas y para mi casa.
A los pocos días empecé a tener muchísima fiebre y no sabían porqué. La situación había provocado una infección en las trompas. No hubo otra opción. Hubo que extirpar las dos trompas. Mi sueño de ser madre estaba completamente por los suelos.
Leer también: "Embarazarse después de un aborto"
No me sentía completa como mujer. No tenía ganas de mantener relaciones con mi pareja. Sabía que ya no podía quedarme embarazada y toda mi ilusión se había evaporado con este último aborto.
Fue entonces cuando recurrí a la reproducción asistida. Y claro, me topé con dos años de espera en la Sanidad Pública.
Soy de Rumania y fue cuando decidimos hacer un viaje a mi país. Y en mi país todavía siguen estos mitos que dicen que si no está casada por la Iglesia, como que provocas que los hijos no lleguen. Es un dicho, y en estos momentos todo es motivo de pensar el por qué a mí sí y a otras no.
Leer también: "Soy infértil y quiero que lo sepas"
Entonces decidimos casarnos. Le dije a mi pareja que íbamos a preparar la boda y de este modo estaría más entretenida y menos metida en mi problema.
Quería buscar algo para estar distraída porque aquellos dos años se me estaban haciendo eternos.
Llega el primer tratamiento. Súper ilusionada. Iba a por todas. Todo el mundo me decía que era súper joven y que lo iba a conseguir a la primera. Pues así fue la primera transferencia y positivo.
Tenía cita para la ecografía de 12 semanas pero ya no había latido…. Y enseguida vino el legrado.
Leer también: "Cómo estar en un tratamiento de fertilidad y sobrevivir al intento"