Desear tener un hijo y no poder alcanzar ese deseo espontáneamente es fuente de una multitud de emociones negativas.
Desde las clínicas IVI sus psicólogos nos trasladan:
¿Qué nos puede ocurrir cuando nuestro deseo no es inmediato?
Nos enfrentaremos a algunos de estos estados de ánimo que tenemos que aprender a reconocer y aceptar…
Ansiedad. Producto de la incertidumbre y de la imposibilidad de prever si finalmente se logrará una gestación, las parejas suelen pasar por fuertes estados de ansiedad, con una sintomatología muy característica: dificultad para respirar, cansancio, mareos, fuertes dolores de cabeza, etc.
Depresión. La depresión es muy frecuente en pacientes con problemas reproductivos. El propio concepto de infertilidad resulta en muchas ocasiones intolerable para quienes la padecen.
Los índices de depresión de los pacientes con problemas reproductivos son equiparables a aquellos pacientes con diagnóstico de cáncer, dolor crónico y enfermedades cardiovasculares, según expertos, en parejas que pasan por diferentes tratamientos y albergan la esperanza de tener familia.
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Enfado. “¿Por qué esto me está sucediendo a mí?” es una frase muy frecuente en aquellos que buscan una explicación a su infertilidad. Suelen sentirse enfadados, pero no saben explicar bien con quién, si con ellos mismos, con su pareja, con el médico que les ha dado el diagnóstico, o con algún ser superior que los está castigando.
Engaño. Habitualmente, llegan a la consulta después de haber recabado todo tipo de información en libros, internet, televisión, con amigos, conocidos, en otras consultas, etc y no siempre coincide la información con la que se llega a la clínica con la situación particular de la pareja o de las personas.
Desconfianza. El paciente suele desconfiar de todo lo que se le dice por el propio exceso de información no siempre acertada o por desconfianza a los objetivos de la clínica.
Cambios de humor. La oscilación del humor es característica de los pacientes en reproducción. Un día pueden estar esperanzados con el tratamiento, deseosos de comenzar y otros días, deseando irse, sin querer escuchar y con poca receptividad.
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Diferencias anímicas entre hombres y mujeres. Si a esto le sumamos que los tratamientos de reproducción incidirán físicamente más sobre la mujer, las diferencias en relación con el estado de ánimo, la implicación con el tratamiento, los resultados de las pruebas de embarazo, etc. variarán sustancialmente.
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¿Qué hacer?
- Pedir ayuda. Hay que recordar que IVI cuenta con una unidad de apoyo emocional para guiarte y acompañarte en el proceso.
- Si el tratamiento fallara, tener en mente otras actividades que nos gustaría hacer y que las hemos dejado a un lado, nos ayudarán a pasar este momento difícil y recomenzar con ilusión un nuevo tratamiento. Depositar la ilusión en un sólo proyecto de vida no nos ayudará si éste se alarga en el tiempo.
- Preguntar todo lo que te viene a la mente, expresarle al médico, o a cualquier miembro del equipo lo que sientes, las preocupaciones que tienes… Quedarse con dudas sobre el tratamiento que estamos llevando generará desconfianza en los profesionales y, por ende, estados anímicos de ansiedad, angustia y depresión.
- No vivir el tratamiento como la última opción para ser padres, sino como un tratamiento que todos esperamos salga bien, pero al mismo tiempo puede que no sea el último. Hoy en día la reproducción asistida ofrece diferentes técnicas con las que poder embarazarse.
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