Cada vez os leo más hablando de nuestros sentimientos y emociones a medida que el cuerpo nos va abandonando para dejar paso al cerebro.
Parimos, cumplimos años, nos atacan las hormonas por arriba, por abajo, y por el medio…
No tenemos tiempo para cuidarnos como querríamos porque la crianza no nos deja nada más que esos minutos de sauna que es la ducha.
Empezamos a no querer aparecer en las fotos, no nos vemos bonitas como para tener una nueva relación.
Nos tapamos. El bikini deja de formar parte de nuestros armarios y da paso al bañador.
Del bañador al pareo y del pareo al kaftan de playa…
La barriga, los muslos…. pero ay del día en que las rodillas te impiden ponerte el pantalón corto.
Y ya ni hablo cuando se dejan las camisas de tirantes porque lo que cuelga entre mi brazo y la asila se asemeja a una lengua de ese blandi blue con el que jugaban mis hijas…
Y llegan un día que ves a tu madre al otro lado del espejo. El cuello lleno de surcos, uno por cada emoción, sentimiento, traición, frustración que se te atragantó y te impidió comer durante días, semanas, meses, años…Claro que ahora se han dado de sí y pasa todo.
Sí, todas somos educadas en esa belleza física esclava.
Y es que no solo duele perder el cuerpo, duele también perder la juventud, y saber que ya no hay tanto por vivir, por planificar, por hacer, por sentir, por llorar o por reír.
Es curioso que entonces es el cerebro el que ha cogido un tipazo de impresión…y te das cuenta de que… te quieres mucho más, eres mucho más feliz, y entonces, es cuando te agarras a él para disfrutar aún más si cabe de lo que aún queda por llegar.
¡Vivan las batas anchas frescas de verano y las batas de guatiné para el invierno! 

Resumen

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Todas somos esclavas de la belleza física
Comentarios 2
14 febrero, 2022En 4:02
Bravo!! Enhorabuena por tu texto, a punto de cumplir uno más me siento identificada, sobretodo en la parte final. Me suscribo.
26 julio, 2022En 12:39
Muchas gracias