La decisión de afrontar la maternidad en solitario cada vez es más recurrente entre las mujeres españolas.
Este nuevo modelo de familia, emergente en nuestra sociedad actual, ha roto con las barreras de nuestros antepasados, siendo cada vez más común la formación de familias monoparentales.
Es a lo que la comunidad científica denomina “madres solas por decisión propia”, donde ciertas circunstancias personales -como el no tener pareja o la misma edad, entre otras- influyen a la hora de tomar esta decisión.
Un estilo de vida que rompe con el esquema tradicional concebido, pero que a su vez anima a cientos de mujeres a asumir la maternidad, año tras año, sin la figura de un padre.
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De hecho, según el estudio ‘Conocimiento y hábitos de fertilidad de las mujeres’, realizado por una clínica de reproducción asistida en el mes de junio de 2019, con motivo de la celebración del Mes de la Fertilidad, un 25% de las 3.112 mujeres encuestadas estarían dispuestas a criar un hijo solas, al margen de las dificultades que esta decisión pueda acarrearles.
Además, coinciden en que preferirían tener un hijo solas a no tenerlo, pudiendo ser factible con las técnicas de reproducción que hoy en día se encuentran a su disposición.
Por otro lado, en base a los resultados de este estudio, el 34% de ellas consideran que serían perfectamente capaces de sacar esta situación adelante en solitario.
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De esta forma, no cabe duda de que el avance en las técnicas de reproducción asistida y su normalización en la sociedad son dos de las principales razones que animan y aportan seguridad a las mujeres para lanzarse a esta aventura.
“El retraso de la maternidad es cada vez más frecuente, y la aparición de técnicas de reproducción asistida que permiten a las mujeres asumir un embarazo en solitario ha impulsado que muchas mujeres decidan ser madres cuando en el pasado habrían renunciado”.
Una decisión en la que, además, también entran en juego diversos factores emocionales.
Por un lado, se encuentran los motivos personales que empujan a las mujeres a dar este gran paso y, por otra parte, la posibilidad de enfrentarse a una falta de aceptación y apoyo por parte de la propia familia y la misma sociedad.
En este caso, solo un 8% de las mujeres no contaría haberse sometido a un tratamiento de reproducción asistida por cuestión de prejuicios o por miedo a que ni ellas ni sus hijos fueran aceptados.
De una manera u otra, es indudable que los avances en este campo ofrecen a muchas mujeres que su sueño pueda hacerse realidad.
La vitrificación de óvulos, por ejemplo, es uno de los caminos para conseguirlo, pudiendo preservar los óvulos en un momento determinado de la vida fértil de la mujer y así poder alcanzar la maternidad más tarde. Sin duda, una decisión que no resulta siempre fácil de tomar para todas las mujeres pero que, a fin de cuentas, acaba dando resultados gratificantes.




