No existen madres perfectas, existen madres reales
No es fácil ser madre. Nadie nos ha enseñado. Aprendemos poco a poco, día a día, prueba-error.
Sin embargo si nos han enseñado y educado en que la maternidad es el estado más álgido de la mujer, el más mágico, para el que hemos sido puestas en la vida, el que nos va a dar la felicidad plena. Durante años, décadas, siglos, la maternidad ha estado relacionada intrínsecamente a la mujer.
De ahí que muchas mujeres no se sientan plenas y felices hasta ser madres; de ahí la dura crítica social – dirigida por las propias mujeres- hacía aquellas que se atrevieron a decir: “No, no quiero tener hijos”.
Daba igual el por qué, la sentencia social había recaído sobre ellas: “egoístas”, “sin capacidad de sacrificio”, “envejecerán solas”, “pues anda que como su marido la dejé, a ver qué hace con su vida”, “no tendrán quienes le ayuden cuando sea mayor”.
Luego estaban las que ni se atrevían a decir que no podían ser madres, porque era un desprestigio, un deshonor, no podían cumplir con la función para la que una mujer llega a la vida… Una mujer que no podía tener hijos, “pobrecilla”, “lástima, tan buena chica que es”, “serías una buena madre”, “Dios les da hijos a las que mira como educan a sus hijos”,…
Entre las bondades de la maternidad que nos vendían hermanas, amigas, primas…. y la felicidad máxima a la que estamos obligadas a alcanzar como mujeres, la maternidad, a la que una mujer nunca podría llegar…, pues eso, tenía el cóctel perfecto para llorar y estar deprimida.
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Los tratamientos de #reproducciónasistida han hecho posible que la mayoría de las mujeres que quieran ser madres, lo sean. Mientras muchas mujeres luchaban incansablemente, y luchan, por conseguir ser madres, porque nadie nos ha contado que “nacemos con los óvulos contados”, ni que “!ojo! que como te retrases muchos ni contados los tienes” …otras muchas no se atrevían a decir: “Mira hija, yo es que lo de tener hijos como que no”. Pobre de la que lo dijese… “egoísta”, “no será feliz jamás”, “solo le interesa su profesión”, “no sabe lo que se pierde”, “¿y no quieres tener hijos?
Es lo mejor que te puede pasar”, “cuando se canse de viajar a ver lo que le queda”, “pues mira que gastarse todo lo que gana en modelitos”. ¡Prohibido decir abiertamente que no quieres tener hijos!
Maternidad, crítica y juicios
Luego están los: “¿Y por qué no lo adoptas?”, “ni se te ocurra eso del vientre de alquiler – llamémosle ya Gestación Subrogada -, es carísimo y qué dolor para esa mujer”, “¿Y un acogimiento?, aunque no sea para siempre, te sentirás como una madre”… Frases, frases, frases…. sentencias, sentencias, sentencias….
Parece ser que ahora la tolerancia comienza a entrar por la puerta del “No a la maternidad”, aunque el camino es largo por recorrer todavía.
Históricamente se ha puesto a la maternidad en el pedestal de la felicidad de la mujer, sobre todo lo han puesto ellos, porque interesaba, porque era bueno que uno de los dos miembros de la pareja se ocupase de los hijos (cosa que no critico, sí que siempre fuese el mismo).
Y en esto como en todo, hay mujeres que dicen: “yo en casa, como una reina, feliz, que no me vendan la moto de la independencia ni la realización como mujer”… !Ole por ellas!. Y las hay que afirman: “cuando llego a la oficina, por fin descanso, bendito trabajo”, o “no podría pasar el día entero entre pañales”… Pues … !Ole por ellas!
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Y entre unas cosas y otras, todavía somos más las que deseamos ser madres y lo somos. Y es ahí donde viene la segunda parte. De abuelas a madres y de madres a hijas: !tener un hijo es lo mejor que te puede pasar!
Pues bien, cierto para muchas. Entre ellas yo…. pero… ¿por qué no se puede arrepentir una mujer de ser madre si así lo siente?, ¿por qué no puede desear seguir siendo madre y quejarse de lo ardua que es a veces la maternidad?
Antes, entre las ascuas de la chimenea algunas mujeres mayores, a las que ya no les importaba lo que se pensase sobre ellas, decían: “Hija, yo si volviese a nacer, ni me hubiese casado con …, ni hubiese tenido hijos”. Madres abnegadas, madres que aman a sus hijos y madres que han dado la vida por ellos.
¿Arrepentirse significa dejar de querer?, ¿Echar de menos momentos para una misma significa dejar de amar? Supongo que tiene que haber de todo, y entre este todo, mujeres que no repetirían. Claro, que muchas ni se atreven a decirlo: “la que les puede caer encima”.
Sobre todo no lo hacen por la crítica de otras mujeres, por nosotras mismas, que somos nuestro mayor enemigo, que nos impedimos avanzar y que si no fuese por valientes que un día dejan de callar y hablan seguiríamos en el ostracismo de la abnegación, dependencia y opresión emocional – aunque la verdad en todo esto estamos ya comenzando a andar-.
Y llegamos al momento actual: el de las super madres. Todas somos la caña de España. Sabemos como hay que parir, criar, educar, alimentar…. Hasta nos atrevemos a dar consejos a todas la demás: “tú lo que tienes que hacer es…”. Juzgamos y juzgamos a aquellas que no opinan, sienten o disfrutan como nosotras.
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La maternidad es lo que mejor que te puede pasar, te lo cuentan desde que te dan un muñeco pelón para jugar. Y se supone que sabemos todo sobre maternidad y fertilidad, aunque nadie nos lo haya contado, y menos con la verdad… solo sabemos que es lo que mejor te puede pasar.
Te embarazas…. Ufff millones de libros sobre el embarazo… que si vómitos, que si fases por meses, que si crecimiento del bebé, que si lo que trasmites con tus emociones, que si toxoplasmosis, que si….. Te lo lees todo y un día vas y 17 horas de parto (algunas tienen más suerte), casi como la niña del exorcista… ¿Qué tal el parto? “Es lo mejor que me ha pasado, no fue tan mal” ….No vaya a ser que piensen que no quiero al bebé.
Y con el bebé en brazos… desaparecieron los libros de las bibliotecas y librerías… Ya nadie cuenta nada, ya nadie dice nada… Ah sí, todo enfocado a los hijos: a los seis meses, al año, a los cuatro, a los diez, preadolescencia, adolescencia…
¿Y la madre? Nadie cuenta ni escribe sobre las madres…. que tampoco tienen tiempo de preocuparse de esto…. Algunas se atrevieron, y !hala!, lo que les ha caído encima.
Durante los años de crianza la vida de una mujer es: pañales, sueño, vómitos, gases, pediatras, cólicos, …. no tiene tiempo para nada, menos para ella misma… ni siquiera la ducha o el baño que es invadida constantemente por el pequeño. ¿Esto impide ser feliz? Noooooo Nada como al final retozar con tu bebé.
¿Esto hace que se esté agotada? Siiii .¿Esto hace que se puedan añorar momento de lectura, cafetito, risas con las amigas, un cine? Siiiii. ¿Esto hace que se deje de querer al hijo? Noooo .¿Esto hace que te sientas culpable? Para muchas mujeres sí. Mujeres que siempre dirán las bondades de la maternidad, y jamás se atreverán a decir los momentos duros, agotadores, …
.”Se lleva en silencio, como las hemorroides”. Si te llama una amiga: “Estoy más feliz que una perdiz”, eso es lo que se dirá, como si de un protocolo se tratase. No vayan a pensar que estoy arrepentida o que voy a ser una mala madre.
En la maternidad hay momentos tremendamente maravillosos y felices y hay momentos tremendamente jodidos e infelices… luego cada una también opina según le va. Y por sentir unos u otros no tenemos porque sentirnos mal ni culpables, menos por desahogarnos y verbalizarlo.
Mujer es sinónimo de hijos, que no hombre… Ellos están aparte, pueden ser “malos padres” que ni se les juzga. Pueden pasar el día dedicados al trabajo e incluso llegar el fin de semana e ir a montar en moto con los amigos, pueden no ir a los pediatras, ni a las tutorías, ni a dejar de respirar en el polideportivo mientras se espera a que salga de clase de natación, ni a la función del colegio…
Pero también, ser madre significa cuidar a un hijo y ganar dinero al mismo tiempo. Si quieres estar al tanto de todas las novedades en el campo del trabajo remoto, puedes buscar vacantes en Jooble»
A ellos no se les juzga, ni les juzgamos nosotras ni se juzgan entre ellos…Nosotras sí, nosotras somos nuestro peor enemigo. Hace unos días hemos linchando a una periodista por tres titulares en los que expresaba sus emociones positivas y negativas sobre la maternidad. Por cierto …¿dónde están los hombres en estos debates de hijos? Ah, ya recuerdo… “los hijos son cosa de mujeres” (salvo honrosas excepciones – cada vez más).
Nos atrevemos con las que no son madres, con las que no quieren ser madres, con las que quieren ser madres solteras, con las que quieren ser madres con otra mujer, con las que quieren serlo con donación de gametos o embriones, con las que tienen que serlo por Gestación Subrogada…
Nos atrevemos con las que no llevan a sus hijos a la guardería, con las que sí los llevan, con las que los llevan a actividades extra escolares, con las que les hacen los deberes, con las que hacen huelga de deberes, con las que les chillan, con las que les dicen cosas que les van a dejar marcados de por vida….
¿Quién no ha dicho alguna vez… “no puedo más hoy, estoy hasta el último pelo de vosotros”? , ¿Quién de nosotras no ha dicho….”hoy no chillo” y a las dos horas….”PUEDES RECOGER TU HABITACIÓN DE UNA VEZ, QUÉ DESASTRE HIJA, QUÉ DESASTRE”?, ¿Quien se levanta todos los días perfecta … combinando una perfecta alimentación: cereales, fruta… para comer pasta y cenar pescado…?, ¿Quién no ha dicho una noche agotada…. “chicos hoy un vaso de leche y una galletas”?
Amo a mis hijas por encima de todas las cosas. Las quiero más que a mi vida, pero eso no me impide ser una madre imperfecta…. Yo elegí ser madre y sin pareja, y lo hice conscientemente y sabiendo que mi deseo era ser madre. Tuve un embarazo idílico, el mejor estado emocional y físico en el que he estado.
No fui a clases de parto (tomé toda la información de internet), y supe respirar y no me sentí culpable por ello. Un parto de 17 horas agotador….Cuando nació mi hija la cogí, la abracé, la besé, lloré… se la entregué a la ATS y le dije: “necesito dormir”. Cuando subí a la habitación miré a mi madre y le dije: “es preciosa, ve a verla, pero dejad que duerma unas cinco horitas… y por fa, ese jamoncito y salmoncito ahumado que me espera desde hace nueve meses”.
Tuve una semana de depresión post parto (menos mal que esos libros de embarazo me habían ilustrado mucho). Durante esa semana no me veía en el papel de madre. Recuerdo que nada más llegar a casa, le dije a mi madre… voy a ir un rato a la peluquería. Llegué a la peluquería y solo pensaba: “que no me pregunten por la bebé, quiero leer el HOLA!
Una semana después le dije a mi madre que me quedaba ya sola con mi bebé, que esa había sido mi elección, ya estaba preparada, había dejado de añorar mi estado idílico de embarazada – bueno a veces aún lo echo de menos-.
Pasé un mes después con ellos en la playa. Tuve una lactancia espantosa… Talla 150 de pecho – por lo menos -, pechos que explotaban, leche materna en ebullición, cada vez que me subía la leche me mareaba… Mastitis, dolor de pezones… Cada hora bajaba al piso de abajo a desinfectar tetinas antes de volver a dar el pecho… Una noche me senté en la escalera y le dije a mi madre: “Creo que me he equivocado”. No me había equivocado, estaba tremendamente agotada. Aguanté hasta los cinco meses dando el pecho por todo eso de los beneficios de la leche materna, pero confieso que el día que me incorporé a trabajar y empecé con los biberones fui muy feliz, tremendamente feliz…. fue una liberación. Y no me siento culpable….
Amo a mis hijas y si volviese a nacer, volvería a tenerlas. Mientras adoptaba a mi segunda hija, hubo muchas veces que estuve tentada a tirar la toalla…. emocionalmente estaba exhausta. Las mismas que dos días más tarde me levantaba y me decía: “a ver, siguiente paso, siguiente papel”.
Con mi hija adoptiva me pasó igual que con mi hija biológica… durante días sentí que éramos dos desconocidas. Mi pequeña llegó en verano, con lo que iba de un lado a otro (playa, pueblo, tíos, abuelos, primos), y ella entendió que había cambiado de cuidadores, pero no me identificó como madre. Y no me sentí culpable. Le di su tiempo y un día madre e hija encajamos como jamas imaginé.
Grito, chillo, me desespero, río, canto, amo, abrazo, beso….Somos madres, pero también somos mujeres….Madres y mujeres en una sociedad que ensalza nuestra maternidad pero no nos apoya ni ayuda, ni te da tiempo, ni te permite serlo. Vamos todo el día de la ceca a la meca, tratando de ser perfectas: en el trabajo, en casa, con la pareja, con los hijos, …
No nos permitimos ni un “Halaaaaa, que le den a todo, que estoy hasta ahí mismo”…. para retomar fuerzas y seguir… Nos exigen, nos exigen, nos exigen, y nos exigimos….a nosotras mismas y el colmo de los colmos, a la de enfrente, como si no tuviésemos suficiente con nostras mismas.
Una o dos veces al año me cojo un fin de semana largo… para mí, para mis amigos, para mi vida…. Y reconozco que cuando llega el mes de verano en el que se quedan con mis padres disfrutando de esos veranos pueblerinos de los que tanto disfruté yo cuando mi madre, con tres hijos seguidos, me dejaba… reconozco que me siento feliz, porque aunque las echo de menos enormemente, puedo respirar, puedo leer, puedo salir a tomar una cervecita, puedo ir al cine, puedo dormir, puedo no tener que hacer deberes, puedo no estar pendiente de exámenes, puedo no tener que salir corriendo a por un compás que se ha perdido, ni poner seis lavadoras a la semana….
Me gusta ese mes, porque me ayuda a coger fuerzas, a echarlas de menos hasta el infinito y a ellas también, les ayuda a ser independientes, a echarme de menos…. Y no me siento culpable… Incluso muchas veces digo: “Ains, cuánto tarda ese veranito en llegar”.
Dejemos de ser crueles con nostras mismas…. Escuchemos a otras madres y no nos sintamos culpables por decir cosas “emocionalmente dañinas para el mito de la mayor felicidad de ser madre”, “políticamente incorrectas para una madre”, “dolorosas ante la afirmación de que ninguna de nosotras somos perfectas como madres”
Y ahora sigamos todas escribiendo y leyendo posts o artículos sobre: “No podemos conciliar”, “Sobre el por qué mi maternidad no es ideal”,”Desmitificando la maternidad”,”Mujeres visibles, madres invisibles”, “La realidad de la maternidad”, etc, etc. Y sigamos criticando por lo mismo que pensamos, escribimos o leemos a aquellas que se atreven a decir “verdades sobre la maternidad”.
Comentarios 2
18 junio, 2021En 13:54
madre sin buscarlo, 27 años. separada hace 1 mes, y creo que hoy. algo ha cambiado, después de leer este maravilloso artículo, me siento menos mala madre, más humana y me quiero más, al empezar a permitirme sentir todo lo descrito aquí, gracias, eternamente agredecida
25 agosto, 2021En 12:39
Me alegro mucho de que te haya servido de ayuda Marina. Un abrazo. Rosa