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Tener una hija por reproducción asistida a los 39 años, le llevó a Rosa Maestro un tiempo de meditación.
«Con ninguna de mis parejas llegué al convencimiento de querer formar una familia, también quería encontrar un trabajo, desarrollar mi carrera, viajar…».
Hasta que saltó el reloj biológico. Entonces Rosa durante tres años se informó de las técnicas de reproducción asistida y acudió a un psicólogo donde maduró la decisión.
«Tenía muchas dudas sobre la falta de un figura paterna y quería saber si era mi deseo ser madre o una tapadera de una carencia emocional».
Ella es periodista y fundadora de www.masola.org (Madres Solteras por Elección), una web con recursos para familias monoparentales con cerca de 120.000 visitas anuales.
Sino años después llegó Luna Nabila, una niña que adoptó en Marruecos. Rosa reconoce que una madre de cuarenta no tiene la capacidad física que una joven de 20 años, pero mentalmente «la cabeza está más asentada, tienes más paciencia, más estabilidad emocional y la sabiduría de los años. Yo puedo hablar abiertamente de sexo con mi hija. Si hubiese sido una madre de 20 posiblemente no habría sabido aconsejarla».
Mientras cría a sus hijas, reconoce que ahora le «preocupa si estaré bien a los 70 años para ayudarlas y apoyarlas cuando ellas lo necesiten, cuando tengan casi treinta años…
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