Existen países en los que las políticas sociales de ayuda e inclusión familiar propician que la maternidad sea una opción. Actualmente, no ocurre lo mismo en España, donde cada vez son más las mujeres que deciden posponer su maternidad, tener un solo hijo o, simplemente, deciden no ser madres.
No solo las políticas familiares influyen en la decisión. Existen otros factores como el deseo de desarrollo profesional, el exceso de estímulos (viajes, oportunidades…), la precariedad laboral y salarial o la búsqueda de una pareja adecuada, que nos llevan a postergar la maternidad.
Hablamos sobre este tema con la Dra. Victoria Verdú, ginecóloga y directora médica de IVF-Life Madrid, que cuenta con más de dos décadas de experiencia y una reputada trayectoria en el campo de la medicina reproductiva.
¿Existe entonces el momento perfecto para ser madre?
Aunque existan y sobren ganas, para muchas mujeres parece no llegar nunca ese “momento perfecto”.
Las mujeres nacemos con una reserva ovárica de entre 500.000 y un millón de óvulos. Llegamos a la adolescencia con 400.000 y, cuando se acerca la menopausia, tenemos aproximadamente 1.000.
Estudios avalan que, después de los 30 años, habremos usado casi el 90% de nuestra reserva ovárica y, a partir de los 40, el 97%. La edad idónea está en torno a los 28 años.
Si bien es cierto que tenemos otras alternativas para así evitar perder la posibilidad de ser madres.
Hablemos de la vitrificación de óvulos… ¿En qué consiste?
La vitrificación de óvulos surgió para preservar la fertilidad de aquellas mujeres que debían someterse a tratamientos o medicación de fuerte impacto para su fertilidad, como la quimioterapia en tratamientos oncológicos.
Hoy en día, son muchas las mujeres que apuestan por este tratamiento por razones sociales. Así, consiguen conservar óvulos de alta calidad, por si pueden necesitarlos en un futuro. Es decir, gracias a este tratamiento, es posible que una mujer decida cuándo es el mejor momento para formar su propia familia.
El tratamiento de preservación de fertilidad debe realizarse, preferiblemente, antes de los 35 años, ya que a partir de ese momento la cantidad y calidad ovocitarias comienzan a descender rápidamente.
La criopreservación mantiene los óvulos con una calidad similar a la que tenían cuando se extrajeron. Después de la desvitrificación, sobreviven entre el 90% y el 95% de los ovocitos, con una alta tasa de fertilización y capacidad de gestación.
¿Qué les pasa a los óvulos con el paso de los años?
Como comentábamos, con el paso de los años la reserva ovárica disminuye considerablemente. Pero no solo eso: la calidad de los óvulos también desciende rápidamente pasados los 35 años.
La edad materna avanzada está muy relacionada con la existencia de alteraciones cromosómicas en los embriones. Estas variaciones en el número de cromosomas, conocidas como aneuploidías, explican en muchos casos las dificultades para concebir, produciendo fallos de implantación y abortos.
Cuando se realiza un tratamiento de FIV y se obtienen varios embriones, en muchas ocasiones es recomendable testarlos genéticamente antes de seleccionar cuál se va a transferir. Mediante el PGT-A (antes conocido como DGP), podemos detectar y seleccionar aquellos embriones libres de aneuploidías y, por tanto, con más probabilidades de implantar y dar lugar a un bebé sano.
¿Y si la calidad de los óvulos es demasiado baja o se ha agotado la reserva ovárica?
En casos de baja reserva ovárica se están realizando protocolos de estimulación ovárica adaptados para obtener el máximo número posible de óvulos maduros. Además, desde hace poco tiempo se están aplicando técnicas de rejuvenecimiento ovárico con el mismo fin, que están teniendo resultados bastante alentadores.
Ahora bien, si tras intentarlo no se ha conseguido obtener óvulos mediante la estimulación ovárica o los pocos óvulos que obtenemos no tienen calidad suficiente, podemos recurrir a otros tratamientos, como la ovodonación o la adopción de embriones.
Como ésta no es una decisión fácil, es frecuente que pacientes de edad materna avanzada o con baja reserva quieran intentar conseguir la gestación con óvulos propios antes de renunciar a la carga genética y pasar a donación de óvulos o embriones.
La donación de óvulos es un proceso anónimo y altruista. Tras la obtención de los óvulos de la donante, se realiza una fecundación in vitro el laboratorio. El semen utilizado puede ser o bien de la pareja o bien de donante. En los casos donde ambos gametos son donados, hablamos de tratamientos con doble donación.
Existe también la posibilidad de la adopción de embriones, también conocida como embriodonación. Esta técnica consiste en la transferencia de embriones procedentes de otra pareja que decidió donar los embriones sobrantes en su tratamiento de reproducción asistida. Su demanda ha crecido por encima del 50% en los últimos años, pese a que tan solo por encima del 8% de las parejas decide dejar sus embriones en adopción.
La Dra. Victoria Verdú y el equipo de IVF-Life nos animan a enviarles cualquier duda que podamos tener sobre estos tratamientos o sobre cualquier otro tema relacionado con fertilidad o reproducción asistida. En sus clínicas tratan a un gran número de pacientes que desean retrasar su maternidad, tanto para preservar su fertilidad, como para ayudarles a conseguir su sueño de ser madres.