Ser madre sin pareja.
Con una separación a la espalda, una pareja que no termina de llegar o simplemente porque sí, cuando el reloj biológico empieza a correr y los 40 años están acechando, son muchas las mujeres que, aún así, se plantean ser madres.
Ellas recurren a la inseminación artificial, a la fecundación in vitro y, si es necesario, a la donación de óvulos.
Eligen ser madres biológicas solteras por decisión propia y sus hijos son niños muy deseados. Son cada vez una realidad más latente y son, cada vez, muchas más.
Ellas están ahí y ya tienen mucho que decir.
“La falta de pareja ha dejado de ser un obstáculo para la maternidad”
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Pero entre todos los modelos familiares, un nuevo modelo de familia ha surgido de una sociedad moderna ( o quizás no, lleva siglos con nosotros pero sin ser reconocido), abierta y que ha superado el concepto de familia tradicional formada por un hombre, una mujer y sus hijos: la familia monoparental.
Mujeres que han decidido formar una familia sin una pareja a su lado, algunas no porque así lo hubiesen deseado, sino porque la vida les llevo hasta aquí; y otras porque decidieron recorrer el camino de la maternidad solas por decisión propia.
“Desde 1988, la ley española permite a las mujeres ser madres sin pareja mediante técnicas de reproducción asistida, y en los últimos años este fenómeno se ha intensificado hasta el punto de que las mujeres sin pareja que recurren a la reproducción asistida en España se ha más que duplicado en los últimos cinco años”, nos dice la doctora Katharina Spies de la clínica Vida Fertility en Madrid.
Previamente lo hicieron a través de la adopción internacional, pero cuando la mayoría de los países comenzaron a cerrar sus fronteras a la adopción, la reproducción asistida se convirtió en la forma más habitual para llegar a ser madre sin pareja, añade Katherina Spies.
El prototipo de pareja con hijos sigue siendo el más numeroso, pero las familias monoparentales son las que más crecen en reproducción asistida.
Ser madre sin pareja está en auge
Un modelo de familia prácticamente aceptado por la sociedad. Sin embargo, todavía hay quienes abanderan la familia tradicional como única opción familiar.
Pero, mientras algunos creen que la familia vive su hora más difícil, sociólogos y demógrafos hablan del momento más rico y diverso de la institución mejor valorada en España.
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Ellas, como los otros modelos familiares existentes, están ahí y aseguran que lo importante no es la cantidad de personas que componen el núcleo familiar sino la calidad de esas personas.
En todas estas historias hay un protagonista oculto: el donante. El Sr. X, como muchas prefieren llamarle, alguien a quien todas dicen sentirse eternamente agradecidas.
Otras tantas tienen que agradecérselo tanto al Sr. X como a la sra. X, porque acudieron a la ovodonación o la donación de embriones.
Pero lo que verdaderamente las une es el convencimiento, la seguridad de una decisión por mucho tiempo meditada. Momento en el que acuden a la clínica, totalmente decididas, para hacerse un tratamiento.
Y es ahí donde “entramos como centro de reproducción asistida, para informarles de las pruebas que se tienen que realizar, de en qué momento se encuentra su reserva ovárica, de las posibilidades qué tienen en ese momento de un embarazo por inseminación artificial o la necesidad de tener que recurrir a la fecundación in vitro u ovodonación.
Por eso, desde la clínica os decimos que antes de demorar vuestra decisión lleguéis hasta nosotros, para valorar vuestra fertilidad y opciones, y en función de ello, poder tomar la decisión más adecuada”.
Vida Fertility es un nuevo centro de reproducción formado por grandes profesionales, con un gran trabajo a sus espaldas y que ahora se han unido para dar luz a este nuevo proyecto.
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Está claro que cada día es más común que una mujer decida establecer una familia sin la presencia de un hombre, y que cada día, la opinión de la sociedad en torno a este nuevo modelo familiar se vuelve más abierta y receptivo.
La monoparentalidad se está convirtiendo cada vez con mayor frecuencia en un modo de vida y no en una recomposición familiar.