Leyendo un nuevo artículo sobre nuestra situación profesional frente a la maternidad, cómo nos trata el mercado laboral y la falta de igualdad con los hombres, los padres, no he podido resistirme a escribir este artículo.
Por Susana García Gutiérrez
Francamente, los árboles siguen sin dejarnos ver el bosque. Y una frase que leí hoy lo dice todo, ¿es que tenemos que renunciar a nuestra carrera? Pues ahí va la respuesta dura, si. Antes que te subas por las paredes, pienses en mandarme allá lejos, espera, date la oportunidad de saber por qué respondo si.
Primero, igualdad de derechos y oportunidades con los hombres, si rotundo. A nivel social y político empezando por el ámbito familiar. La ley de conciliación está muy bien para cuando hay una pareja, fomentar en la empresa y la sociedad que ambos padres son co-responsables en la crianza, cuidado y educación de sus hijos, para mi es básico.
Segundo, el derecho fundamental de cualquier mujer madre, con pareja, con ayuda o sola a desarrollar su carrera profesional, a ser tenida en cuenta por sus capacidades y conocimientos, a llegar a cualquier tipo de cargo directivo. Más de acuerdo todavía.
Expuesto esto, te diré. Si crees que para tener todo eso no tienes que renunciar a nada, en mi experiencia y conocimiento, creo que necesitas darle una vuelta a las cosas, observar y hacer auto-reflexión. Para empezar me refiero a cualquier madre en general.
Ya si hablamos de nosotras, madres solteras, madres que tomamos el cuidado de nuestros hijos en soledad, puedo asegurar que cada día es una renuncia.
Por tanto, la pregunta en ningún caso es, ¿tengo que renunciar a algo?, más bien se trata de llegar a tener la capacidad de responder a lo siguiente:
¿Qué es más importante para mí en este momento de mi vida?
¿Cómo quiero enfocar mi vida profesional?
¿Cómo quiero desarrollar mi faceta maternal?
¿Cuáles son las prioridades en cada momento?
En este momento, ¿qué es aquello que me hará disfrutar de mi vida plenamente?
¿Está esa actividad alineada con mis valores?
Preguntas nada fáciles, típicas que yo haría como coach, incluso aunque no estuviese tratando la maternidad con mi cliente. Estas preguntas tienen un fin, un para qué.
Su objetivo es hacerte tomar conciencia de dónde y cómo quieres estar en cada momento, seas consciente qué estás eligiendo.
Estoy convencida, la práctica profesional me lo dice, pese a que crees que lo tienes claro muchas veces ni has tomado espacio de auto-conocimiento para reflexionar sobre ello.
Te lo voy a explicar con un ejemplo claro, en base a una conversación que hace no mucho tuve con una de mis colaboradoras coach.
Y la pregunta que me hizo fue: ¿Te has dado cuenta que una mayoría de las coaches que han llegado más lejos o son más conocidas no son madres? Esta pregunta venía porque ya habíamos tratado este asunto el pasado año, así es que yo sabía exactamente qué quería decir.
Antes de contarte el ejemplo, el mío, como otros tantos que podría contar parecidos que he vivido de cerca, quiero que te quedes con esto:
“Para conseguir un objetivo es imprescindible tu compromiso del 110% de hacer cualquier cosa necesaria para conseguirlo”.
El ejemplo lo conté hace poco en mi post sobre el tema de tener más de un sueño o meta en la vida.
Al ser madre soltera hice elecciones, entonces llevada más por mi responsabilidad que por una toma de conciencia. Con el tiempo, fui tomando más conciencia de para qué elegía lo que elegía.
Por fin, me di cuenta que no podía conseguir mi objetivo profesional porque tenía un objetivo prioritario, ser madre como yo me había propuesto ser madre.
Por esta razón desde que me dedico a mi pasión, a ayudar a las madres, a las familias, desde entonces he ido aprendiendo que unos sueños esperan por otros, no porque no tengamos el derecho o la capacidad de conseguirlos, sino porque por un simple sistema de prioridad no es el primero.
Cuando una madre decide que su primer objetivo es ese ascenso, tiene todo el derecho, desde aquí nada juzgo, ahora bien, si eres tú quiero que estés segura que eso es lo que quieres, es tu prioridad.
Cuando otra madre decide que su primer objetivo es la crianza de su hijo, tiene todo el derecho, desde aquí tampoco la juzgo, quiero que si eres tú estés segura que esa es tu prioridad.
En uno u otro caso, renuncias a una parte para centrarte en la otra, si has de estar al 110% para tu objetivo prioritario necesitarás renunciar a otra parte de ti, por tanto la única diferencia está en tu decisión y esta has de tomarla libre, desde la conciencia del compromiso y la renuncia.
Si pensamos en nosotras, como madres solas, imagina qué supone esa renuncia. Porque cuando tienes una pareja, una madre u otro familiar que ayude, una amiga compartidora de crianza, quizá puedas llegar a acuerdos.
Cuando estás sola esta decisión es la clave para desarrollar tu vida en ambos aspectos.
Eso si, para tranquilizarte, esa renuncia aunque existe, no es perenne. Yo renuncié por un tiempo a hacer a algunas cosas para priorizar a mi hijo, porque decidí que mi tiempo con él era importante.
Una vez que él ha crecido, yo ahora dispongo de mayor tiempo para dedicarme a mi profesión, a mis diversos trabajos, a mi misma.
Como ves, tu decisión se reduce a esas preguntas y a un sistema de prioridades, nada más y nada menos. Las leyes de conciliación y los cambios sociales pueden ayudar, aunque esta decisión es solo tuya.
Susana García Gutiérrez, Coach de Familia Sistémico, fundadora de “Familia y coaching”, Co-fundadora de AECOFAME (Asociación Española de Coaching de Familia y Educativo) y su primera presidenta 2010-13. Fundadora y Directora de Centro FAMES (Centro de Formación para la Familia y la Escuela). Es 1ª Coach de Familias Monoparentales en España.
Web y Blog: www.familiaycoaching.com
Twitter: coachpapasmamas
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