Apoyo emocional en reproducción asistida. Como todo en esta vida depende de cada uno. Mi opinión se decanta claramente hacía el sí. Y no solo durante el proceso, sino antes de proceso también.
Recuerdo hace ya muchos años, cuando yo me decidí por ser madre sin pareja, que lo primero que hice fue acudir a una terapia (entonces no teníamos la suerte de contar con clínicas con servicio psicológico).
Por Rosa Maestro@Masola_Org @rmaestrom
Casi tres años me llevó tomar la decisión mientras acudía a terapia y dos días a la semana hablando de lo mismo: ¿En verdad quiero ser madre?, ¿No querré sustituir una carencia emocional?, ¿podré yo sola con la carga de educar a un hijo?, ¿sabré hacerlo?, ¿cómo le contaré la ausencia del padre y la figura de un donante?, ¿y si me pasa algo?, ¿cómo se lo cuento a mi familia y amigos?, ¿lo tendré que hacer saber en el trabajo?, ¿Y si no me quedo embarazada?….
Así una pregunta detrás de otras y un día de terapia detrás de otro. Fue el dinero mejor invertido de mi vida, porque no solo me ayudo a tomar la decisión adecuada: la de que sí quería ser madre sino que, además, estaba convencida de hacerlo sola y con orgullo.
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Y curiosamente también me ayudó a desenredar mucho nudos de mi vida, a tener autoestima porque fue cuando empecé a aprender a quererme, a hacer valer mi opción de vida sobre las de los demás, a aceptar los errores de mi pasado…
Me ayudó a que ese día, al de mi inseminación artificial con la muestra de una donación, fuese relajado. Llegué con la mente despejada, convencida y muy contenta con mi decisión, ilusionada y, sobre todo, tranquila.
Llegué tan tranquila como cuando voy a la peluquería. Eso me ayudó, estoy convencida, pese a mi edad, a conseguir un embarazo pronto.
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No hay estadísticas ni estudios científicos que digan que el estado de ánimo, la tranquilidad y la seguridad ayudan a conseguir un embarazo…. pero yo estoy convencida de que hacen lo suyo.
En mi caso, el embarazo, y a los 38 años, se consiguió a la primera. Pero con el tiempo también me dí cuenta de que había encontrado un trébol de cuatro hojas. No es tan fácil. Y muchas de nosotras, al igual que las parejas, pasamos por procesos largos y costosos (en el amplio sentido de la palabra) como para no creernos que somos tan fuertes y no recurrir a la ayuda, al apoyo psicológico. Es fundamental.
Alguien a quien contarle tus emociones, tus frustraciones, tu espera y desespera, tu ansiedad, el estrés de no conseguir un embarazo, tus conflictos con la pareja (en caso de que la tengas), tu obsesión por la maternidad (hasta el punto de olvidar el resto de tus proyectos de vida), la sobrecarga familiar, las preguntas constantes a por qué no te quedas embarazada…
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Acudir al psicólogo de la clínica puede ayudarte a entender muchas cosas del proceso y, sobre todo, el por qué de un no embarazo justo en el momento en el que más lo deseas.
Te ayudará a llevarlo mejor, a disfrutar de esas otras cosas que a diario te rodean y que dejamos a un lado, de tus amigos, de tu familia y de tu trabajo.
Y cuando todo terminé, no solo entenderás que te ayudó en el logro del embarazo, sino que hiciste una imprescindible terapia con la que la maternidad recobrará un nuevo sentido, el mismo nuevo sentido que recobrará tu vida.
Mi consejo siempre es sí, no rechaces esa ayuda, no creas que no la necesitas o que tú sola puedes con todo.