Hasta que la Gestación Subrogada no hizo presencia en nuestras vidas como un nuevo tratamiento de reproducción asistida nadie asoció tratamientos de fertilidad con feminismo.
Mujeres con todo tipo de convicción se han sometido a ellos y las dudas por sus convicciones se quedaron en su entorno. Unas llegaron a dar el paso hacia la ovodonación y la donación de embriones; otras sufrieron en silencio las prohibiciones de esas convicciones.
Y ahora ese silencio se hace voz…. ¿Dónde empieza y termina el feminismo cuando hablamos de reproducción asistida?, ¿Se es feminista si la donación es de óvulos y no de embriones?, ¿La donación de embriones es explotación de la mujer para cumplir los deseos que no son derechos de las mujeres a ser madres?, ¿Si un embrión donado no es explotación de mujeres por qué lo es una gestación subrogada?
Todo sería muy simple si las opiniones se dividiesen en las dos que parecen únicas posibles: o todo es explotación tanto para feministas como ultra conservadores que en esto andan de la mano, o nada es explotación.
Pero no queda ahí…. las redes golpean con fuerza y muchas mujeres se plantean: ¿Soy una mala feminista si acepto una donación de embriones?, ¿no soy feminista si mi hijo ha nacido gracias a una gestación subrogada?
Hasta el debate por la gestación subrogada todas las feministas éramos claramente feministas y defendíamos el derecho de toda mujer a hacer lo que quisiese con su cuerpo, inclusive abortar si no era el momento o no deseaba ser madre… Pero ahora cuando una mujer decide gestar voluntariamente y en el entorno de una transacción económica prohibimos a esta mujer que haga lo que le venga en gana con su cuerpo.
Dos mujeres lesbianas han sido rechazadas recientemente en un tratamiento de reproducción asistida por la seguridad social en el TJS (Tribunal Superior de Justicia) precisamente en aras de esto, lo mismo que hasta ahora muchas feministas entre ellas lesbianas han defendido: “ser madre no es un derecho, es un deseo“.
Lo que no cabe duda es que las técnicas de reproducción asistida han sido objeto de debate desde sus inicios, y no solo por los sectores más conservadores de la sociedad sino también por los más progresistas.
Pero de lo que no cabe duda es que mientras estos dos sectores se escuchan a sí mismos en sus propios debates, la sociedad no parece escucharles y los tratamientos se han ido incorporando y legalizando uno a uno, a medida también de que los políticos dejan de incluirlos en sus campañas electorales como arma arrojadiza en busca del voto .
Tan solo queda un tratamiento más en España, la gestación subrogada, para dejar de debatir si la maternidad es un derecho o un deseo. Porque derecho o deseo qué más da: las madres somos todas una.