Inseminación casera testimonio.
“Siempre he querido ser madre, lo tenía muy claro, era algo que quería vivir. He tenido varias parejas pero ninguna lo suficientemente fuerte como para planificar una familia en común.
Hace cinco años, en un descuido me quedé embarazada y decidí no continuar con el embarazo. No estaba preparada. Ello supuso la ruptura con la pareja de entonces y un duelo que he tenido que trabajar con una psicóloga. Un aborto es muy difícil de llevar, sobretodo si sabes que quieres ser madre, pero todavía no estás preparada. Sinceramente, tenia 31 años y me daba pánico.
La inseminación casera
Con 35 años, me entraron las prisas. Volví a romper con la siguiente pareja porque esta vez él no quería ser padre, no estaba preparado. Como ya sabía que no tenía un problema de fertilidad, me podía quedar embarazada, decidí comprar semen en un banco de espera. Tenía muy claro que no iba ir con cualquier tio para buscar un embarazo, por el riesgo en contraer una enfermedad de transmisión sexual y también por el riesgo que algún día reclamase la paternidad de mi bebé.
Así que, calculé mis días fértiles, y cuando se acercó el momento rellené el formulario y encargué la muestra. Me llegó súper rápido la muestra en un tanque de nitrógeno líquido, seguí las instrucciones de los vídeos sobre como manipular la muestra y la pajuela con el semen y crucé los dedos.
A los 15 días, me hice la prueba de embarazo, y para mi sorpresa, fue negativa. Repetí la inseminación casera hasta dos veces más. No podía ser que no funcionara. Era mi opción, no quería medicarme, no quería pasar por un centro de reproducción asistida.
Pero a la tercera fue la vencida. La inseminación casera no era tan fácil como me lo había imaginado. Pero yo quería ser madre soltera y empecé a buscar información por internet.
La inseminación natural
No sé como fui a parar a esta página web sobre inseminación natural, pero era lo que yo estaba buscando: un tratamiento de reproducción asistida lo más natural y desmedicalizado posible.
Tenia 35 años, me había quedado embarazada anteriormente y no tenia un problema de fertilidad. ¿Por qué me tenían que aplicar el mismo protocolo que a otras mujeres con problemas de infertilidad?
Mis principales dudas eran sobre el donante. Me preocupaba que fuese una persona sana física y psicológicamente. Y he comprobado que todo el proceso es serio y profesional. Estoy muy tranquila.
Además de los estrictos controles físicos y psicológicos que le hacen al donante, me ofrecieron la posibilidad de hacerme yo un Test genético de Portadores, para minimizar el riesgo de tener un bebé con enfermedades genéticas. Y lo hice. El matching con el donante, que también someten al mismo test, es decir, la selección de mi donante sería más segura.
Mi sorpresa fue cuando me explicaron que la utilización de esperma de un banco de semen extranjero no asegura que el donante no pueda reclamar conocer al bebé. Porque rigen las leyes en materia de donantes del país de origen de la muestra. Así, que me quedé todavía más tranquila, había tomado la decisión correcta: la inseminación natural.
Mujer soltera en reproducción asistida
Dar el paso no fue fácil. En mi primera visita con el ginecólogo me acompañó mi mejor amiga y se dio la cómica situación que el médico se pensó que éramos pareja. Están muy acostumbrados a atender a parejas de mujeres. Me quedé muy relajada tras “el malenendido”, no tendría que dar explicaciones ni sentirme “un bicho raro” en la consulta.
El Dr. Herrero me explico muy bien en qué consistía la inseminación natural, incluso me enseñó mediante un vídeo en un Ipad cómo era el proceso, y cómo yo había depositado el semen del banco de esperma en el inicio de mi vagina y cómo en la inseminación natural la depositarían en el útero, más cerca de las trompas de Falopio. Me lo han explicado todo tanto y tan bien que se me ha hecho muy sencillo todo.
Me han hecho una ecografía para valorar mi reserva ovárica y comprobar que no hubiese ningún problema en el útero. El Dr. Herrero me comentó que aunque me había quedado embarazada antes, nada me garantizaba que en esos 4 años no hubiese aparecido algo que impidiese el embarazo.
Tras la ecografía y los análisis, todo saló normal. Y llegó el día D, bueno el día I, y me sentí tan acompañada. El proceso fue tan normal, el equipo médico y de enfermeras me arroparon, fue todo tan sencillo.
Sin lugar a dudas, lo más duro ha sido la betaespera. Fui un poco pesadita, lo reconozco. Llamé al centro dos o tres veces con dudas sobre lo que yo pensaba eran manchas de sangre, y me atendieron siempre con mucho amor.
Y tras la analítica, hoy puedo decir que estoy embarazada, que soy una madre soltera por elección muy feliz y orgullosa. El consejo de vida que me dio mi abuela: si realmente lo deseas, llegará. Así es.
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