Las mujeres de hoy en día nos quejamos muy a menudo, y no dudo de que no tengamos motivos.
Es difícil en esta sociedad ser madre, mujer, profesional, amiga…es difícil y complicado conciliar la vida laboral con la familiar; y todo es difícil porque vivimos en una sociedad por y para el dinero, por y para el poder, por y para el prestigio; una sociedad que no repara en nosotras, en lo importante que es nuestra existencia para sustentar los pocos pilares que aún le quedan en pie.
Rosa Maestro @rmaestrom @Masola_Org
Todo es complicado hoy en día, pero ningún tiempo pasado fue mucho mejor.
Y digo esto porque últimamente cada vez que voy a decir “Ay” me acuerdo de ellas: de mis bisabuelas, de mis abuelas, de mi madre… Parieron a sus hijos sin ayuda, por instinto y mucho menos se plantearon si era el mejor momento para tenerlos, simplemente los tenían.
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No tenían cultura ni educación, no tenían estudios y lo sabían todo de la vida.
Últimamente cada vez que voy a decir “Ay” me acuerdo de ellas…
Una bisabuela que parió siete hijas y le sobrevivió solo una. Una abuela encandilada por un mal hombre, del que nunca se pudo desprender.
Una bisabuela que accede a que su marido se marche a Argentina para buscar trabajo y vuelva con una mano delante y otra detrás, para quedarse viuda al poco tiempo y casarse con un hombre viudo con 12 hijos, más tres suyas, un total de 15.
Una abuela que en plena Guerra Civil española rodó por las escaleras del refugio con un embarazo en estado avanzado y una bisabuela que al ver que aún seguía viva solo acertó a decirle: “levántate y corre”.
Una abuela que quedó huérfana, a merced de unos primos, siendo una niña.. sin padres, sin hermanos…solo un marido que no la quería.
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Una abuela obligada a casarse por la Iglesia una ver terminada la guerra para dejar de vivir en pecado.
Una y dos bisabuelas, una y dos abuelas fuertes, como mujeres que eran.
Y una madre mal educada en el franquismo, con 14 años trabajando horas interminables en los telares y fregando una escalera los fines de semana para ganar cinco pesetas más.
Una madre que se hizo independiente y estudió pasados los 40 años para no ser menos que sus hijos o marido.
Últimamente cuando voy a decir “Ay” me acuerdo de ellas, de lo dura que fueron sus vidas… la de mi bisabuelas más que la de mis abuelas, la de mis abuelas más que la de mi madre y la de mi madre más que la mía.
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De todas estas mujeres, de las mujeres de mi familia, he aprendido a ser fuerte, a ser independiente, a luchar por mis crías, a caerme y levantarme para seguir corriendo.
La dura vida de las mujeres de antaño… ¿Y aún se atreven a decir que las familias monoparentales son un nuevo modelo de familia?
Casadas, viudas, solteras, todas ellas fueron familias monoparentales. Mujeres siempre de luto, siempre superando algún duelo, al margen de la política, al margen de la Historia, al margen de la cultura, al margen del voto, al margen de la independencia… mujeres, muchas veces, al margen de la vida.
Nacidad para criar y amamantar, algo que ahora nos está siendo vetado a las mujeres de ahora, y con lo que nos castigan, porque si antes no te dejaban ser mujer de una forma, ahora no te dejan de otra.
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Normalmente, dicen, que no pasa nada interesante en la vida de muchos hombres, y en cambio, la vida de cualquier mujer siempre es interesante, siempre da mucho de que hablar y de que aprender…
Mis bisabuelas, mis abuelas, mi madre…Últimamente cuando voy a decir “Ay” recuerdo que nos parieron con dolor y nos criaron con amor.