Madres solteras por elección en busca del segundo hijo. Decidir ser madre soltera sin pareja no es fácil, al menos para muchas de nosotras no lo ha sido.
Años nos ha llevado hacer el duelo de no tener pareja llegada cierta edad en la que tener familia se nos presenta como un deseo recurrente.
En muchos casos pueden ser más de tres años acudiendo a un psicólogo para saber si en verdad se quiere ser madre y no suplir la pareja con un hijo, conocer si se tendrán las suficientes herramientas físicas o emocionales como para serlo sola, cómo crecería mi hija/o sin la figura paterna…
Pero llega un día en que el deseo es tan fuerte que todos estos pensamientos influenciados por la sociedad de “todo de dos en dos” en la que vivimos se presenta con fuerza y con esa misma fuerza entras por la puerta de la clínica queriendo estar embarazada, si es posible, al mes siguiente.
Y más tarde que temprano, porque esto de la edad pesa en nuestras decisiones de ser madres, lo conseguimos. Y nos embarazamos. Y tenemos a nuestro bebé y ese bebé va creciendo… y es ahí cuando un día nos levantamos y sabemos que queremos que nuestro hijo/a tenga un hermano/a. Algunas, como bien han contado, según salen por la puerta del paritorio ya tienen claro que quieren volver a ser madres.
Para muchas mujeres que han decido ser madres sin pareja, el segundo hijo no llegará porque la edad vuelve a pesar y si cabe ahora con más ímpetu y esto ocurre porque entre que nos enfocamos en la crianza y nos lo pensamos, nuestros óvulos dejaron de pensárselo. Para otras la ovodonación será un nuevo plan A.
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Volver a ser madres no permite dudar tanto como la primera vez, no deja tanto tiempo y su decisión presiona mucho más e incluso duele más que todo el tiempo que demoramos en entrar por la puerta de la clínica para embarazarnos por primera vez. No, es un lujo que no nos podemos permitir dos veces.
Aunque la primera vez fuese rápido y lo llegásemos a conseguir incluso a la primera, la infertilidad secundaria empuja con más fuerza si cabe. Por eso, en la medida de lo posible, cuando vamos buscando el primer embarazo, tenemos que tener claros nuestros deseos de familia, si vamos a querer ampliarla o no.
Vitrificar nuestros óvulos es una opción, pero posiblemente por el peso de esa edad que ya hemos notado, no obtendremos los resultados deseados. ¿Y qué podemos hacer? Algo que hace años quizás ni se nos había pasado por la cabeza: “congelar más embriones”.
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Si en nuestro primer deseo hemos generado más embriones y nos quedan como sobrantes, es una buena baza para poder intentarlo unos años más tarde y además con el mismo o mismos donantes. Si no fuese así y si lo tenemos claro, generar más embriones y preservarlos no nos quitará el sueño para dos o tres años más tarde.
Sí, aventurarse o planificar tanto y a tan largo plazo, más hoy en día donde la inmediatez y el hoy está más presente que nunca, puede parecer una tontería o una locura… pero no lo será para muchas de nosotras que, después de tener a nuestro primer hijo/a, sabemos que la búsqueda del hermano/a será de nuevo un deseo recurrente meses o años más tarde.