No me cabe en mi sensato juicio que esto pueda estar ocurriendo.
Que los defensores máximos de “No somos una familia diferente, somos una familia“… ahora se enfrenten en un juicio porque uno de los progenitores se ha alzado, por despecho, por desamor, en demostrar que son una familia diferente y que la maternidad y la paternidad tienen que estar inevitablemente vinculada a la biología, al ADN.
Y que esto ocurra en una pareja gay, en una pareja de hombres, cuyo modelo familiar está luchando por dar visibilidad y normalidad a los diferentes modelos de familia me parece todavía más incomprensible.
Padres o madres, no son los que paren, son los que crían, educan, sienten, forman, aman… a sus hijos. Y eso tendría que estar por encima del vínculo biológico, del vínculo de mantener la estirpe que durante tantos siglos nos ha acompañado.
Yo solo espero, desde estas líneas, que el juez sea lo suficientemente sensato como para volver a unir a esos hermanos, para dejar que crezcan juntos y que los cuatro tengan las mismas oportunidades pese a que sus padres hayan dejado de amarse y que dos estén vinculados genéticamente a uno y otros dos a otro…
Pienso ¿qué ocurriría si, por ejemplo, una mujer decidiese que su marido deja de ser el padre de su hijo un buen día por el simple hecho de que no fue engendrado con su esperma sino con el de un donante en un tratamiento de reproducción asistida? o al contrario ¿que un hombre decidiese que su mujer o pareja dejase de ser la madre de su hija porque necesitaron recurrir a la donación de óvulos? y voy más allá… ¿que a unos padres que recurrieron a la donación de embriones les obligasen a dejar de ser padre porque los donantes así lo deseasen?
Seamos sensatos, y si nos encaminamos hacía la diversidad familiar completa y plena, que sea de verdad.
Confío y espero que un juez no le de la razón al impulso emocional, dañino, rencoroso y egoísta de un padre que antepone sus emociones a los derechos y el bienestar de sus hijos.
También confío en que sienta precedente y cree jurisprudencia