Esperar al hombre que merezca la pena. Eso dije yo también cuando elegí ser madre soltera por decisión propia. “Estoy cansada de esperar un hombre que merezca la pena“, con el que compartir vida, experiencias, viajes, familia…
Y al parecer no soy la única, cada vez son más las que se levantan un día y deciden emprender una vida solas, que no es lo mismo que en solitario.
Las mujeres ahora van al cine solas, al teatro solas, salen de marcha solas, viajan solas, se compran pisos solas, tienen hijos solas y hasta se casan solas, según una reciente noticia de una mujer que en Italia ha celebrado una boda consigo misma, con traje de novia, banquete e invitados incluidos.
¿Que nos está pasando? ¿Es esta una llamada de atención al hombre? ¿Queremos contarles que podemos vivir sin ellos para que se den cuenta de que no caminamos por el mismo sendero?
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Hemos dejado de ir llorando por las esquinas porque no encontramos pareja y dejamos de sentirnos como un bicho raro que no encuentra su sitio para pasar a disfrutar de la soledad elegida, a vivir sin depender de dar gusto al otro.
Nos hemos pasado no décadas, sino siglos, siendo un miembro más del cuerpo varonil…supeditadas a sus gustos, sus opiniones, sus caprichos, sus infidelidades, sus “dicho por ellos” superioridades, siendo el ser débil, frágil.
Y ahora después de muchos desengaños, muchas frustraciones, muchas apariencias, muchas tardes de amante, amiga, esposa y psicóloga, nos reencontramos con nosotras mismas y comenzamos a pensar en nosotras, a cuidarnos a nosotras, a querernos a nosotras.
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Mujeres maduras que ya no agachan por vergüenza la cabeza para decir “voy sola”, sino mujeres orgullosas y felices que alzan la cabeza para decir “ahí estaré”.
¿Qué ha pasado?, ¿Qué está pasando? Hemos crecido emocionalmente muy distantes. Las generaciones pasadas de hombres, y quien sabe, quizás aún ahora, se encuentran emocionalmente anclados en el pasado.
Viven aún creyendo ser el sexo fuerte y protector, y quieren una mujer que esté pendiente de ellos las 24 horas del día, como antaño; necesitan sentirse superiores en trabajo, sueldo, inteligencia, cultura… Una mujer que cuide de sus hijos, que eduque a sus hijos, y que le haga feliz. Que sea su psicólogo y le ayude en cada uno de sus enredos emocionales.
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La mujer se encontró ante una maraña de emociones heredadas por la fantasmagórica debilidad emocional y física que le ha golpeado durante siglos por su sexo.
Pero ante tantas dificultades la mujer ha crecido y el hombre ha decrecido en las relaciones de pareja. El crecimiento emocional y la inteligencia emocional ha superado a la inteligencia lógica – matemática de ellos.
Hay años de abismo entre unos y otros, que intentan, todavía en vano, acortar para volver a reencontrarse. Ambos han nacido para entenderse.
Rosa Maestro @rmaestrom @Masola_Org