Evitar malformaciones en embarazo
A partir de los 38 años cada vez es más difícil conseguir el embarazo deseado y, una vez logrado, existe más riesgo de aborto que en mujeres de menor edad.
Las diferencias en las tasas de éxito de la Fecundación in Vitro son debidas a la calidad de los óvulos y, específicamente, a la composición cromosómica de éstos.
El óvulo contiene la mitad del material genético que se transmitirá a la descendencia, la otra mitad es aportada por el espermatozoide.
Este material genético está contenido en los cromosomas. A medida que avanza la edad de la mujer los ovocitos acumulan alteraciones en los cromosomas.
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“Cuando fecundemos estos ovocitos, los embriones generados continuarán teniendo dichas alteraciones. Un embrión con un número incorrecto de cromosomas o con alteraciones en la estructura de los cromosomas no podrá desarrollarse normalmente, de modo que tras la transferencia difícilmente podrá implantarse en el útero materno“, explica la Dra. Laura Marqués, bióloga y directora del laboratorio de CRA Clínica Sagrada Familia.
“En caso que consiguiese implantarse, acabará en un aborto espontáneo o, en algunos casos, dará lugar al nacimiento de un bebé con alguna alteración cromosómica”.
Gracias a los avances científicos y tecnológicos, hoy en día es posible realizar una FIV (Fecundación in Vitro) con óvulos propios en mujeres de 38 años o más obteniendo los mismos resultados que en mujeres de menor edad.
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Esto se consigue realizando un DGP (Diagnóstico Genético Preimplantacional) durante el ciclo de FIV.
El DPG, Diagnóstico Genético Preimplantacional
Para llevar a cabo el DGP se cultivan los embriones en el laboratorio hasta d+5 del desarrollo, cuando se alcanza el estadio de blastocisto.
El blastocisto es un embrión de unas 150 células divididas en una masa celular interna y una parte externa llamada trofoectodermo.
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Se biopsian entre 4 y 10 células del trofoectodermo y se analizan mediante técnicas de secuenciación del DNA para estudiar los 23 pares de cromosomas que contienen las células.
Una vez se obtiene el resultado del DGP ya se pueden seleccionar los embriones libres de alteraciones cromosómicas para su transferencia al útero materno.
“Este análisis, pues, permite equiparar las tasas de éxito de la FIV en pacientes de más de 38 años a las de pacientes más jóvenes, ya que en ambos grupos partimos de embriones cromosómicamente normales“, añade la Dra Marqués..