Método Ropa en Lesbianas. Con 28 años, Laila y Júlia tienen edad de viajar, de descubrir el mundo y de apurar las noches. Y la verdad es que esta joven pareja de mujeres lo están haciendo.
Este verano hacen escapadas con su furgoneta, re descubren rincones de Cataluña y con Lea, su hija de tres meses y medio, “viven intensamente” todas las noches de verano.
Decidieron hacer el Método ROPA , esta es su experiencia de maternidad compartida: Laila aportó el óvulo con el cual se quedó embarazada Júlia.
¿Cual era en un inicio vuestro plan de maternidad?
Desde que somos pareja, hace siete años, siempre hemos tenido muy claro que queríamos formar una familia juntas. Las dos hemos querido siempre vivir la experiencia de gestar y parir a un hijo. Después de mucho hablarlo, decidimos que primero se embarazaría Júlia y luego Laila.
Somos una buena pareja reproductiva. El Dr. nos dijo, palabras textuales: “los óvulos de Laila son muy potentes y el endometrio de Júlia es precioso“.
Tras el nacimiento de Lea, a Júlia le han quedado muchas ganas de repetir la experiencia, así que si a Laila también le ocurre, seremos una familia muy numerosa. Aún así, siempre hemos tenido claro que tendríamos más de dos hijos.
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¿Por qué os decidisteis por el Método ROPA?
El método ROPA siempre nos ha parecido un tratamiento de reproducción asistida muy romántico, pero de entrada nos daba la impresión que era demasiado medicalizado y preferimos empezar con la inseminación natural.
Tras varios intentos, y al plantearnos que el siguiente paso sería una FIV, retomamos la idea del Método ROPA. De entrada no queríamos cambiar de barriga gestante, ya que quizás Júlia se tomaría como un fracaso no poder gestar.
El doctor nos dijo, palabras textuales: “los óvulos de Laila son muy potentes y el endometrio de Júlia es precioso“. Así que éramos una buena pareja reproductiva. Y de esta combinación nació Lea.
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El esfuerzo económico para realizar un Método ROPA no es el mismo que en una inseminación artificial e incluso una FIV convencional, ¿cómo os lo planteasteis?
Con nuestro sueldo nos pudimos ir costeando las inseminaciones, y además ahorrar un poco. Además, teníamos unos ahorros para cuando iniciásemos el tratamiento de reproducción asistida. A parte de todo esto, cuando iniciamos el proceso, nos casamos y nuestros familiares nos regalaron algunos “sobres para tener un hijo/a”.
¿ Cúal ha sido la reacción de familia y amigos?
En general muy positivo. A todo el mundo el Método ROPA, la experiencia, les ha parecido una idea preciosa. Todo el mundo ha estado muy contento que formásemos una familia.
Cuando empezamos con el Método ROPA, decidimos no compartirlo con nuestro entorno familiar y amigos, para evitar una cierta presión que habíamos notado durante las inseminaciones.
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Pero ha quedado un bonito recuerdo, una especie de diario que algún día enseñaremos a Lea.
¿Y vuestra experiencia a la hora de hacer los primeros trámites legales como familia de dos madres?
La verdad es que no hay nada destacable. Nos hemos sentido muy respetadas en todos los aspectos. En la Seguridad Social, notamos un poco la inexperiencia del funcionario a la hora de dar la baja maternal a una pareja de mujeres. Todas sus dudas y preguntas las hacía des de el más absoluto respeto.
Bueno, cuando nos casamos, sí hubo una pequeña anécdota. La juez nos declaró “marido y mujer”. Pero enseguida se disculpó, nos dijo que lo sentía mucho, que era la costumbre. La verdad es que no se lo tuvimos muy en cuenta, y ha quedado como una divertida anécdota del momento. ya que todos reímos mucho.
De entrada le dábamos mucha importancia a la lactancia compartida por un tema de vínculo y también porque las dos queríamos vivir la experiencia. Buscamos información y el apoyo de una asesora de lactancia.
Lo intentamos con todas nuestras fuerzas y ganas. Pero por varios motivos no hemos podido seguir el protocolo más efectivo para conseguir una buena producción de leche, y finalmente no hemos compartido la lactancia.
Aunque Laila consiguió tener un poco de leche exclusivamente con la estimulación del saca leches.
No tiramos nunca la toalla. Es un proceso duro, donde tienes que ser muy constante, y aún así, no ha podido ser.
Una vez ha nacido Lea, hemos comprobado que el vínculo se puede hacer de muchas maneras, incluso con un bebé recién nacido. De todas formas, Laila espera poder dar el pecho al hijo o hija que vaya a parir.
¿Cómo os organizáis el día a día respecto al cuidado de Lea?
La verdad es que está siendo muy fácil. Nos lo hemos podido organizar para estar las dos de baja hasta los cinco meses y medio de Lea. Y eso ayuda mucho.
El día a día es fluido, intentamos seguir los ritmos de Lea, observándola y atendiendo a sus necesidades. Nos encanta poder estar al 100% por ella, irnos conociéndonos como familia. Estamos muy enamoradas de ella e intentamos saborear al máximo todos los momentos.
También hay momentos de estrés, sobretodo porque ha habido una mudanza de por medio, pero de momento la maternidad esta siendo muy agradable.
¿Cómo habéis construido cada una el vínculo con ella?
Simplemente “estando con ella”. En nuestro caso el vínculo se ha construido compartiendo tiempo y experiencias. Seguramente la lactancia ha contribuido a construir el vínculo de Lea y Júlia, pero lo que hemos visto claramente es que por mucho tiempo de lactancia que haya, si no hay tiempo compartido, amor y caricias, no hay vínculo.
¿En qué momento os “sentisteis madres”?
No ha sido de un día para el otro. Ha habido varios momentos que nos han ido acercando a la maternidad, y nos han hecho sentirnos madres. De alguna manera, antes de estar embarazadas, cuando iniciamos los tratamientos, ja nos sentíamos un poco madres.
Durante el embarazo, más de una vez nos mirábamos y nos decíamos: “¡ somos madres !”. Júlia recuerda especialmente el momento en que Lea salió y la notó tubo por primera vez, notó su peso y su temperatura, ahora ya fuera de la barriga y pensó ” nuestra hija”. Tres meses y medio después, todavía nos miramos y nos decimos “¡somos madres!”
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