Bullying niños adoptados. Los acontecimientos sociales, las catástrofes, los atentados terroristas… no son ajenos a nuestros hijos.
La televisión se ha convertido casi como un cepillo de dientes en los hogares, que en lugar de limpiar los dientes, nos limpia la mente del estrés y de la rutina diaria…, a veces.
Rosa Maestro @rmaestrom @Masola_Org
En muchas ocasiones se mantiene encendida, aunque no se la escuche, y ahí están los niños, que entre dibujos y películas infantiles, la realidad se les abre a sus ojos.
Muchas familias españolas tienen hijos adoptados. En 2008 llegaban a España cerca de 5.000 niños por adopción internacional.
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En estos años la crisis económica, las trabas que ponen muchos países internacionales y el cierre de muchos de ellos han sido significativos en el descenso de la adopción internacional y con un pequeño repunte en la adopción nacional.
En 2011 los niños extranjeros adoptados pasaban a algo más de la mitad, y en 2015, ultimo año con datos encontrados, no superaban los 800.
La adopción nacional está repuntando, lo que no quiere decir que la adopción de niños nacionales no sea de otra raza.
Son numerosas e importantes las familias que en España hemos adoptado y que nuestros hijos tienen rasgos, características, color de piel de razas no habituales hasta hace pocos años en España, razas cuya diversidad se corresponde más con el concepto de inmigración y al igual que los hijos de familias inmigrantes en España sufren el bullying del racismo, los nuestros, aunque en menor medida, también.
Generalmente cuando tu hijo baja por las escaleras del colegio… negro, chino, ruso, ucraniano, indio, kazajo, vietnamita o nepalí, entre otros, y los padres observan que quien le recoge es una mujer u hombre blanco, caucásico, percibes a tu alrededor un gran alivio…“es distinto, es exótico, es medio blanco”.
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Aún así de vez en cuando hay que lidiar con el racismo de quienes con miradas insidiosas los ven diferentes, los creen inferiores.
Una amiga mía siempre dice que cuando sus hijas “africanas” vayan a buscar trabajo antes de decir su nombre enseñarán el carné de identidad.
Y esta percepción, que durante años solo fue percepción ha dado un paso atrás en los últimos años para convertirse en realismo.
El incremento de los atentados terroristas más cerca de nosotros y el hecho de que haya vuelto a tocar en nuestro país ha despertado nuevos miedos, nuevos rechazos, nuevo remarcar la diferencia...
Son los más pequeños los que entran en las peleas de patio de colegio a resaltar el color de piel, el rasgo de diferencia, como si los demás, todos fuesen igual a modo fotocopia.
Son los más pequeños los que repiten, a modo de exaltación televisiva eso de “Vete a tu país”.
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Algunos de nuestros hijos nos lo cuentan, otros se lo callan y perciben como otra amiga me dijo eso que le dijo un día su hija de 7 años, eso de “mamá, creo que ser blanco es mejor que ser negro”. Y entran en un bucle de emociones confusas y emociones de rechazo a sus orígenes.
Mi hija está en esa fase. No creo que del todo por este motivo, pero si influye. Ella, hasta ahora, es simplemente feliz en su mundo infantil. Sí, esta en una fase en la que se dice a sí misma “yo no tengo nada que ver con el mundo árabe”, “yo soy solo española”, “yo no tengo ninguna otra madre”.
Hasta ahora se hablaba en casa con total naturalidad de la adopción, de la otra mamá, de sus orígenes, de su país de nacimiento….pero el “vete a tu país” o el “desciendes de un mono” cerraron las válvulas de la diversidad, las pocas que tenía abiertas.
Ahora es “no quiero hablar más de la adopción”, “yo solo tengo una mamá y una familia”, “no quiero ir de vacaciones a mi país de nacimiento”, “yo no tengo nada que ver con los árabes”. Nos hemos cerrado en banda y hemos dejado de hablar, para comenzar a gestionar.
Los niños no hablan por si solos, hablan por boca de sus padres (unos) y por boca e imitación de éstos (otros).
Y los hay que, aunque felices, y sabiendo gestionar el ataque a la diferencia, se sienten dolidos y atacados. Los hay, quienes sin saber gestionar el ataque y la diferencia, se asientan en el mismo rechazo.
Y el día a día en nuestros colegios transcurre entre potencias, multiplicaciones, porcentajes, hiatos, sinónimos, sistema digestivo, sistema circulatorio, países, fronteras, clima … y en algunos otros Dios, Eva, Adan y su costilla.
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¿Y la educación emocional?, ¿la educación en la diversidad?…
Menos potencias y más hablar, explicar la diferencia, la riqueza de la diferencia, que las razas no tienen que ver con las ideologías, que la religión no es sinónimo de color o de horror…
¿Se habla de esto en clases de religión?, ¿se habla de esto en clases de ética?, ¿O nos quedamos todos con el grito televisivo inmaduro del que grita “que los expulsen a todos a sus países” impávidos, sin hacer nada…?