Es mejor tener un padre defectuoso que tener un donante de esperma. Con la evolución de las estructuras familiares y la comprensión de los diversos modelos de crianza, surge una pregunta inquietante: ¿Es mejor tener un padre “defectuoso” que no tener un padre en absoluto o contar con un donante de esperma?
Esta cuestión plantea reflexiones profundas sobre la naturaleza de las relaciones familiares, el papel del padre y las expectativas sociales.
De hecho y como hemos comprobado hace bien poquito, para algunos grupos que desean influir a través del podcast, se está levantando está liebre.
La figura del padre defectuoso
Primero, es crucial aclarar qué entendemos por un “padre defectuoso”.
Este término puede abarcar una amplia gama de comportamientos y características, desde la falta de compromiso emocional hasta problemas de adicción o abuso. ¿Es mejor tener un padre ausente?, ¿Es mejor tener un padre en la cárcel?, ¿Es mejor tener un padre que maltrató a tu padre?
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La idea de que un padre defectuoso puede ser mejor que la ausencia total se basa en la creencia de que tener una figura paterna presente, sin importar sus defectos, una pareja que proporciona una serie de experiencias y aprendizajes importantes. La figura del padre, incluso cuando no es ideal, puede ofrecer amor, apoyo y una base de identidad.
Pero no ser perfecto, como no somos perfectas las madres no es lo mismo que ser alcohólico, practicar la violencia vicaria, tener adicciones, desaparecer de la vida de las personas
La ausencia del padre
Por otro lado, la ausencia del padre puede dejar profundas huellas en el desarrollo emocional y psicológico de un niño. Ojo! No olvidemos que los padres de nuestros hijos no es que estén ausentes, es que no existen, son donantes o quién lo prefiera, progenitor biológico.
La falta de una figura paterna puede traducirse en sentimientos de abandono, inseguridad e incluso problemas de autoestima. Sin embargo, también hay estudios que sugieren que los niños que crecen sin un padre pueden ser igualmente resilientes y encontrar modelos a seguir en otros lugares, como familiares, amigos, etc…
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Además, la ausencia del padre no siempre está ligada a la falta de amor. Muchas de nuestras familias monoparentales, por elección o necesidad, pueden ofrecer entornos amorosos y estables en los que un niño puede prosperar.
En esos casos, el desafío se centra más en las circunstancias que en la figura del padre en sí. Y nosotras somos expertas en superar desafíos.
Donación de esperma: Un nuevo paradigma
La llegada de la tecnología de reproducción asistida ha introducido otra dimensión en este debate. La opción de tener un donante de esperma permite a muchas mujeres y parejas de mujeres crear familias sin la necesidad de una figura paterna activa.
Sin embargo, esto está planteando nuevas preguntas sobre la importancia del vínculo biológico y emocional que se establece entre padres e hijos.
En algunos países, la donación de esperma puede ofrecer a los niños la oportunidad de conocer a su donante en el futuro, pero no siempre garantiza una conexión familiar; pero no en España.
A menudo, las circunstancias que rodean la donación pueden influir en cómo el niño percibe su identidad y su lugar en el mundo.
De ahí que sea muy importante hacer el duelo a la maternidad sin pareja, para no volcar una carencia emocional o sustituir carencias emocionales en nuestros hijos o hijas.
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La búsqueda de una figura paterna puede ser un proceso doloroso para algunos, como ya hemos visto, sobre todo si no se juega con la verdad del origen y se trata de ocultar, ya que las ocultaciones suelen salir a relucir en el momento más inadecuado.
Conocer la identidad del donante puede ser, al igual que ha sido para muchos menores adoptados, un encuentro frustrante por las expectativas esperadas, aunque para otros puede ser una experiencia liberadora que les permite definir su propia narrativa familiar.
Para una inmensa mayoría no supone más que la experiencia de resolver una curiosidad relativa a sus rasgos físicos sin más y se reafirman en que se trata de conocer la identidad de un donante y no de un padre.
Reflexiones
La pregunta de si es mejor tener un padre defectuoso, no tener padre o contar con un donante de esperma no tiene una respuesta única. Cada situación es única y tiene sus propias complejidades y cada persona es única y respondería de forma muy subjetiva en función de su socialización.
Sin embargo, ante la afirmación de que es mejor un padre defectuoso, entendiéndose por defectuoso lo anteriormente expuesto, a un donante de esperma, la verdad es que NO.
La estabilidad emocional de nuestros hijos sin padre pero con donante no es equiparable a la de los menores que sufren separaciones violentas, los efectos colaterales de las adicciones, las ausencias sin motivo, o la desaparición permanente de la que si fue su figura paterna.
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Al final del día, la calidad de las relaciones y el ambiente emocional son factores mucho más determinantes en el bienestar de un niño que la figura paterna en sí o en su defecto, la materna.
En lugar de centrar nuestra atención en la existencia o ausencia de un padre, sería más productivo fomentar entornos familiares donde el amor y el apoyo sean primordiales, independientemente de la estructura familiar que se presente y dejarnos de cuántos componen la unidad familiar o del sexo/género de las mismas.
De este modo, podemos avanzar hacia una visión más inclusiva y comprensiva de la paternidad y la crianza en todas sus formas.
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