Mamá y Papá: ¿soy los dos? ¿sólo uno? ¿me falta el otro? ¿me sobra y me basto sólo con ser mamá?
¿Cuántas preguntas, verdad? Lo cierto es que cuando, ya hace mucho tiempo, me hice esta misma pregunta, en aquel momento en el que nació mi primera hija gracias a un tratamiento de reproducción asistida con donante de esperma, llegué a la conclusión de que nunca sería ambos. Siempre he sido, soy y seré mamá, simplemente mamá.
Mi familia monoparental es simplemente un modelo de familia más, no somos diferentes, somos una familia. Pero eso fue hace 20 años y desde entonces somos muchas y cada vez más las mujeres que recurrimos a los tratamientos de reproducción asistida para formar nuestra familia sin pareja.
IVI, confirma que en estas dos últimas décadas solamente en sus centros el porcentaje de mujeres sin pareja ha crecido de forma importante.
Amé y amo con locura mi proyecto de vida, porque siempre ha sido el que yo he elegido, bien por deseo o bien por las circunstancias; y mis elecciones son solo mías y de nadie más. Y por eso, en este mes de marzo, cuando llega el día del padre no me gusta que me hagan un regalo con el típico mensaje de “para mi mamá, que es mamá y papá a la vez”, como no me gusta que me recuerden eso de “tú lo habrás tenido más difícil al estar sola”.
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Pues ni lo he tenido más difícil ni he estado sola, simplemente ha sido diferente. Ni mejor, ni peor, sino diferente. Y por eso he sido siempre una firme defensora de celebrar el día de la familia y no el día del padre o de la madre, porque nuestros hijos son mentes chiquitas e inmaduras que en esos días se ven acosados a preguntas como ¿y tú a quién se lo vas a regalar?, ¿por qué no tienes papá si todo el mundo tiene un papá? ,¿y tú papá donde está? Lo mismo ocurre con el día de la madre.
Mi hija fue la que se plantó y dijo un día: “Yo este año no hago regalo por el día del padre”. Conscientes ambas de que no nos ha faltado un padre en casa, aunque sí nos hemos rodeado de figuras masculinas que queremos y adoramos.
Jamás he echado de menos y mucho menos me ha faltado algo. Es el modelo de familia que yo he elegido y ni lo tengo más difícil, ni me siento más insegura, ni nos falta una figura imprescindible en casa. Estoy demasiado ocupada en valorar lo mucho que tengo como para intentar encontrar un hueco para averiguar si echo algo de menos en mi familia. ¿Si ellas echan de menos?
No, se echa de menos lo que se tiene y desaparece, no lo que jamás se tuvo. ¿Somos felices? Sí, mucho, mucho, mucho… Tanto como todo el mundo: a días mejor y a días peor.
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Soy mamá, que es lo que quise ser, sin pareja y me parece una opción de familia tan fantástica como la de una pareja que juntos deciden tener hijos, o como cualquier otro modelo de familia. Entonces, ¿Por qué voy a convertirme, aunque solo sea por un día, en mamá y papá? Soy MAMÁ, nada más.
Si te surge alguna duda, te dejo el enlace a esta guía gratuita para mujeres sin pareja que han decidido emprender su camino hacia la maternidad. Estoy segura de que será de gran ayuda.