Infertilidad y reserva ovárica. Si lo hubiese sabido quizás no hubiese esperado tanto, quizás hubiese tomado la decisión de ser madre mucho antes.
Si lo hubiese sabido podría haber pospuesto mi ascenso, o el viaje a Chile. Si me hubiesen informado con una simple prueba igual no habría cambiado nada pero habría vitrificado mis óvulos; o nos hubiésemos puesto antes, por eso de si llegaba ya no habría que planificar.
Rosa Maestro @Masola_Org
Si lo hubiese sabido igual ahora mi hijo tendría hermanos o hermanas y no hubiésemos sabido lo que es la infertilidad secundaria.
Si lo hubiese sabido quizás no nos tendríamos que haber quedado con las ganas de tener más hijos porque nos hipotecamos hasta las cejas para tener el primero.
Si lo hubiese sabido puede que no hubiese estado buscando tantos años y en tantos sitios al príncipe azul o al padre de mis hijos y hubiese decidido ser mucho antes madre orgullosa sin pareja.
Si lo hubiese sabido antes puede que no hubiese dedicado tantos años a una adopción que no llegó y sí a una maternidad biológica.
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Si lo hubiese sabido antes igual hubiese roto antes los tabúes con mi pareja, también mujer, y hubiésemos sido madres antes.
Si lo hubiese sabido antes igual no me hubiese desgastado económica y emocionalmente en tratamientos de fertilidad para tener que finalmente recurrir a la adopción o a la gestación subrogada.
Si lo hubiese sabido antes, posiblemente hubiese decidido desde el primer momento adoptar a mis hijos y no perder años y años en intentos infructuosos para no ser madre.
Todos estos pensamientos y muchos más son los que se nos vienen a la cabeza cuando el día en que queremos ser madres nos topamos con la palabra infertilidad.
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Nos han hablado durante décadas de los riesgos de un embarazo en la adolescencia, de los riesgos a las enfermedades de transmisión sexual, de los riesgos a quedarte embarazada con tan solo respirar el aire que respira tu pareja, de los riesgos a perder una vida profesional, una vida personal con un embarazo siendo joven, de los múltiples métodos anticonceptivos, de los riesgos a un cáncer de mamá, de los riesgos de contraer el papiloma humano….
Pero nadie nos contó nada sobre nuestra fertilidad
Nos explicaron cómo era el aparato femenino reproductor y el aparato masculino reproductor, en incluso, en nuestra educación escolar algunos se alargaron y nos hablaron de los nueve meses de gestación. Y el resto nos dijeron, nos dicen y nos dirán: “Ya os lo explicarán en casa”.
En casa, muchas veces por pudor y la mayoría por desconocimiento, las que nos precedieron solo saber decirnos cómo embarazarnos pero no las posibilidades que tenemos de embarazarnos. No supieron, ni saben por qué ellas sí, y su hermana no. “Hay mujeres que no pueden tener hijos”, hasta ahí llegamos.
Nos instan a acudir a planificación familiar para no quedarnos embarazadas antes de hora y al ginecólogo a partir de cierta edad para prevenir el cáncer… pero nadie nos insta a acudir al ginecólogo para saber de nuestra fertilidad, de nuestros óvulos, de nuestra capacidad ovárica, de nuestros niveles hormonales, de la posibilidad de sufrir endometriosis, de los ovarios poliquísticos, del porqué de muchas reglas dolorosas, de una menopausia precoz…
“No mujer, eres joven”, es lo que te dicen… Y eres joven con 20, con 30, con 40 y hasta algunos se atreven a decirte que aún estás a tiempo con 50 porque la tía Eulalia tuvo a un octavo hijo con 51.
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Y los ginecólogos, no saben, no les importa, no se preocupan, no lo tienen estipulado en sus protocolos….
Ninguno, y cuando se dice ninguno es ninguno, invita a una mujer de 35 años, mucho menos con 30 a realizarse unos simples test o pruebas para saber su cómo se encuentra su reserva ovárica y poder tomar sus decisiones, posponer o no, vitrificar o no, ser madre o no, ahorrar o no, acudir antes de agotar o no la edad a la Seguridad Social, adoptar o no, acoger o no…
No, la fertilidad de la mujer importa tan poco o menos como posteriormente su maternidad. Todo fruto de ese ostracismo patriarcal en el que lo que concierne a la mujer son solo cosas para debatir entre ellas y con las puertas de casa cerradas.
Y las políticas familiares se lo pasan por el arco de triunfo, como el resto de lo que nos concierne como mujeres…
Y las campañas se centran en dos o tres temas a la sumo. Ninguna campaña sobre fertilidad ni infertilidad.
Nada de carteles en las paradas de autobús que digan: “Acuda a su ginecólogo y compruebe su reserva ovárica si tiene pensado ser madre”… No, con campañas para evitar el cáncer de mamá ya se han preocupado en exceso por todo aquello que nos compete como mujeres…
Y en esas estamos… en el boca a boca… en lo de siempre, en ser nosotras, las que hemos pasado ya previamente por todo esto, las que trasmitamos a las demás…
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“Oye, ve a echarte un vistazo”… y las que lo cambiemos, contándoselo a nuestras hijas y nuestras hijas a sus amigas… Lo conseguiremos, pasarán años, como en todo lo que ha tenido que conseguir mediante la lucha personal de cada una de nosotras, sin apoyos, sin ayudas, sin nada….
Porque lo que concierne a la mujer poco importa aún en esta sociedad patriarcal y machista.